Esa noche el Ceo, se marchó del apartamento para tomar aire y tranquilizarse, si se quedaba terminaría castigando a Alina por su pasado comportamiento, el no tenía tanta paciencia, ni toleraba que absolutamente nadie le hablara de ese modo
— El asistente Aníbal, iba de copiloto en el auto, el chófer se dirigía a la mansión Tigre Azul, procuraba pasar desapercibido ante su furioso jefe
— ¿La estoy consintiendo demasiado? — preguntó el Ceo, llevándose los dedos al puente de su nariz
— Por supuesto que no, señor, la señorita Altamirano, solo está molesta por qué usted... golpeó demasiado fuerte a su amigo, el hombre tiene una esposa y un bebé de meses, la señorita Alina, se siente culpable, eso es todo
Cómo decirle a su imponente jefe, que se había extralimitado, golpeó a al hombre por qué pensó que la mujer que consideraba suya, lo estaba engañando, él creyó que estaba en una cita con ella
— Es que no la entiendo, la cuidó, la trató bien, soy consentidor, pero ella es como un erizo furi