Sus ojos se encontraron con los de él. Bruno, era un hombre impresionante, con una figura imponente, alto, piel tostada, ojos severos y mirada penetrante. Era muy atractivo, el tipo de hombre que te encuentras y termina pensando en él, ya sea por su apariencia extremadamente varonil, por su mirada dura, o su postura inflexible, pero era un hombre que dejaba huellas.
—Hola Bruno, buenas tardes—dijo con voz tranquila, lo más tranquila que podía.
—¿Emely?—preguntó sorprendido.
—La misma— le sonrió y lo vio terminar de entrar a la sala, las observó a todas confundido. Y sus ojos quedaron fijos en su mujer, Alexa lo miró frunciendo los labios y luego desvió la vista.
—¿Me dirán lo que ocurre aquí? — su voz era gruesa y muy varonil.
—No pasa nada— dijo Alexa con voz tensa.
—¿Y por nada la has abofeteado?— preguntó frunciendo el ceño.
—Lo que sucede— se giró mirando a Alexa, con rabia contenida— es que tu mujer es una pésima anfitriona. Además de eso, una maltratadora.
—Yo. . . no. . .
—A in