Angela, había roto fuentes delante de todos, su mirada hacia su esposo era de temor, él parto era inminente y ella no quería pasar por el doloroso proceso
La futura madre comenzó a derramar lágrimas silenciosas, además estaba un poco avergonzada, no siempre sucede que rompas fuentes delante de la familia
— Cariño, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras? ¿ya estás sintiendo dolor? no te muevas, déjame ayudarte a moverte de este charco de agua
— Lo siento mucho, Vanessa, señor Castrioli, he mojado todo aquí, y... mis ropas
— ¿Pero que dices, querida? el dar a luz es algo que ninguna mujer pueda controlar, no tienes por qué sentir pena, ¿cierto, cariño?
— Vannesa, tiene razón, esto anuncia que el bebé ya viene, somos familia, siéntete en confianza, querida
— ¿Qué rayos haces disculpándome por algo que es natural y no está en tu control, estás nerviosa y con miedo, lo sé, pero todo va a salir bien, te llevaré al área de maternidad para que te revise el médico — Nathaniel, cargó a Ángela
— Papá, ¿