La bella pelinegra, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, el incasable mafioso estaba en su puerta pidiéndole matrimonio
— Yo... estás seguro Ray, no tienes que sentirte obligado a...
— ¿Estás de broma? por supuesto que estoy obligado, vas a tener a mi hijo, eso lo cambia todo, no sé si lo nuestro florezca pero por lo menos quiero que lo intentemos, ¿qué dices? prometo tratarte bien, no te va a faltar nada ni a ti, ni al bebé
— Es que... bueno, acepto, acepto intentar que lo nuestro funcione, tenía mucho miedo, no sabía cómo iba a hacer para sacar al bebé adelante — La bella Claudia, lloraba de alegría, ella era una buena chica que se había enamorado de un frío mafioso
— No llores, le puede hacer daño al bebé, mejor vamos a ver a un doctor, quiero que te revisen y me digan cómo va tu embarazo, es mi deber cuidarlos
— Pero me siento bien... solo tengo náuseas y vomitos, ah, y también mucho sueño, pero sobre todo antojos, tu bebé es un glotón, me ha acabado el sueldo en poc