Dos años después
Cuando las niñas escucharon el ruido del auto de su padre, salieron corriendo a recibirlo.
—¡Papá! —exclamaron al unísono, emocionadas.
Conrado apenas bajó, las cargó una en cada brazo, mientras las dos no dejaban de besar su rostro.
—¿Cómo están las princesas de papá? —les pregunt