Los recuerdos y las posibilidades son siempre más terribles que la realidad.
El Reanimador
H.P. Lovecraft
¿Quién en mi situación no habría hecho lo mismo? Me encontraba con mi alma atormentada y con mi corazón lacerado por la insoportable pena de contemplar a mi amada prometida muerta una semana antes de nuestra boda. Eurídice era una hermosa mujer joven, de cabellos castaños rizados y unos ojos verdes encantadores. Su muerte había calado terriblemente en todos los que la amábamos y conocíamos como una especie de ángel terreno.
Es por esto que nadie puede culparme por haber hecho lo que hice. Algunos pensarán que cometí un crimen atroz, una blasfemia o una pecado capital contra el orden divino. Pero, después de todo, soy un hombre de ciencia ajeno a los criterios religiosos que imperan en l