Suspiros y jadeos era lo único que se escuchaba en la habitación mientras Gael lamía y chupaba los senos de su mujer, y la masturbarla con los dedos al mismo tiempo, Audrey sólo podía sentir miles de sensaciones y todas eran deliciosas. Pronto empezó a sentir como todas esas sensaciones se concentraban en un solo lugar, mientras un calor se apoderó de ella, sabía que estaba cerca y así fue explotó en un poderoso orgasmo.
Gael seguía con sus dedos dentro de la cálida y húmeda vulva de su mujer, llenándose de las sabias de ella, la miraba a los ojos mientras sonreía, ya que logró su cometido y era poder hacerla venir solo con sus dedos, poco a poco sacó de ese precioso tesoro y se los llevó a la boca, saboreando el dulce néctar.
—Exquisita — ambos tenían las pupilas dilatadas por el