Rescatando a los esposos De Luca.
Fiorela estaba muy asustada, ella se llevó las manos a su vientre, temía por la vida de su bebé no nato, sus bellos ojos marrones estaban cristalinos a punto de llorar.
— No preciosa, no te pongas así, trata de estar tranquila, abrazarte a mí, te prometo que no te va a pasar nada yo te voy a proteger hasta con mi propia vida si es necesario.
— Adriano, no quiero perderte, no quiero perder al bebé, esto es mi culpa por escaparme de los mafiosos rusos, si no hubiese aceptado tu propuesta hoy estarías fuera de peligro. — Dos lágrimas corrieron por las mejillas de Fiorela.
El abogado estaba furioso, su esposa recién reía feliz, y ahora estaba angustiada, ese hijo de puta se las pagaría.
— Escúchame, no te preocupes por nada, recuerda que si te alteras, le hará daño a nuestro hijo. Sé fuerte cariño, te necesito fuerte.
Adriano podía ver a través del espejo trasero como se movían unos coches oscuros hacia ellos.
Mientras tanto Alessandro hacía una llamada grupal.
— ¿Qué