El imponente edificio de cristal y acero reflejaba la luz del sol de la mañana, proyectando un aire de poder y sofisticación que solo una de las empresas más prominentes de la ciudad podía emitir. El distintivo sonido del motor de un Rolls-Royce resonó en la entrada principal, atrayendo la atención de los empleados que pasaban cerca. Cuando la puerta del auto se abrió, Brihana, con su porte elegante y su caminar seguro, descendió del vehículo.
Brihana llegó a la empresa de su padre con la elegancia que siempre la había caracterizado. Bajó del Rolls Royce con una calma que ocultaba el torbellino de emociones que llevaba dentro. Caminó con paso firme hacia la entrada, y aunque hacía tiempo que no visitaba la compañía, su presencia iluminó el ambiente. Los empleados, acostumbrados a la problemática Klara, la hija menor, se sorprendieron al ver a Brihana, siempre tan sofisticada, comprensiva y amable. Las miradas de admiración y los saludos cálidos no tardaron en aparecer, aunque todos sa