Los días fueron pasando, a Aithana le quitaron los puntos, ella cada día se sentía mejor físicamente, pero de pronto recordaba lo sucedido y le seguía doliendo
Esa noche, el Drago, volvía a la habitación después de arropar a sus hijos, la madre estaba alimentando al bebé y tratando de dormirlo
— Parece que está será otra noche en la que Ramsés, se resiste a dormir
— Si, al parecer todavía no se estabiliza su horario de sueño
— Bueno, me cambiaré de ropa, me pondré una pijama e iré a la cama, estoy exhausto — Drago, resto de dar un beso a su mujer, tal y como lo hacía antes de lo que pasó con Mirian, pero ella se volteó
— No me beses Drago, no me siento cómoda con eso
— Aithana, no podemos seguir así, necesito sentirte, besarte, tener contacto contigo, te vuelvo a pedir perdón por mi... por ese beso que ni siquiera duró un minuto, fue un error, necesito, muero por qué me beses, nena
— No estoy lista, ve a cambiarte, no quiero hablar más de esto por ahora, te aseguro