Adele ya había terminado su turno, pero quiso continuar hasta que trajeran a Francis. Se ponía más nerviosa si solo se quedaba en un costado esperando. Gregory regresó con un Robert que le había insistido hasta el cansancio que lo llevase al hospital; la buscó, pero ella estaba haciéndole las curaciones a un paciente. Si no ocupaba la mente en algo, se iba a volver loca.
Cuando Francis estuvo instalado en la UCI, fue cuando le avisaron que ya estaba allí. Bajó apurada, con un nudo en el estómago y el corazón hecho un bollo. Tenía ganas de llorar y se estaba aguantando. En la entrada a la UCI se encontró con Lele, que ni bien la vio, la abrazó muy fuerte. Su cara era una de preocupación y tristeza.
—No te preocupes, él estará bien —le dijo Adele bajito, tratando de consolarlo.
Norma estaba deshecha; no dormía desde el día anterior y la desesperación se le escapaba del cuerpo. Y ahí estaba Lucas, sentado con la cabeza echada hacia atrás, los brazos colgando, vencido. Ni siquiera se movió