Bosco no dijo nada, se apoyó en el respaldo de la silla y cerró los ojos, parecía muy cansado, tenía unas ojeras.
Diego, que era su abogado, tomó la palabra: —joven señora, el tribunal espera que usted y el señor Borja puedan mediar en privado. Ni a usted ni al señor Borja les viene bien poner fin a su relación de pareja así.
El abogado Lis le había dicho que este paso era un procedimiento legal antes de que un caso de divorcio fuera a juicio.
Normalmente, se hacía unos días antes de la fecha del juicio, pero como Bosco estaba demasiado ocupado, se dejó para la fecha del juicio.
Contestó Cecilia: —Entonces haz que acepte el divorcio y yo abandonaré el caso enseguida.
Diego ya no dijo nada, y no había más expresión en su rostro. Lo que acababa de pronunciar era más bien una pregunta rutinaria, nada sentida.
Después, el juez llevó al personal pertinente a la mediación, pero Cecilia seguía insistiendo en el divorcio.
Al ver su actitud firme, el juez tuvo que dar por terminada la mediación