“Lo sé, pero el tío está a punto de casarse. La Tía Cathy dijo que la Tía Sarah no estará feliz si me acompañas todos los días. No quiero que le desagrade”, dijo Suzie inocentemente.

Shaun miró a Catherine con fastidio.

“¿He dicho algo malo?”. Los hermosos ojos de Catherine lo desafiaron. “¿O crees que a Sarah no le importará en absoluto?”.

“…”.

Si fuera en el pasado, Shaun apostaría que Sarah no era ese tipo de persona, pero ahora, no estaba seguro.

Él apretó los dientes ante el desprecio de Catherine.

“Date prisa y vete, para que no contagies a Suzie”. Catherine una vez más lo echo.

Shaun solo pudo resignarse a marcharse.

Una vez en el coche, dio la orden. “Ve a la compañía. Ya he tomado algunas medicinas. No necesito ir al hospital”.

Hadley lo miró y no dijo nada más.

Después de todo, dejando de lado algunas enfermedades mentales, su presidente solía estar bastante sano. Nunca se había resfriado en todo el año, y hoy era una excepción.

“Ah, sí. Haz una llamada y dile a Li