Ryan aprovechó la oportunidad de inmediato. “Papá, Mamá, después de todo, Freya es su ahijada. ¿No sería vergonzoso para ustedes si ella termina en una mala situación?”.

Las cejas de Nathan estaban fruncidas en un ceño. Aparentemente estaba dudando.

Cuando Ryan vio eso, continuó: “Papá, eres la persona que más admiro en mi vida y lograste el puesto que querías. ¿Pero contra cuántas personas han conspirado tú y el abuelo todos estos años? ¿No podemos ser más amables a veces? Después de todo, habías dicho que asumiste este cargo porque querías mejorar la vida de los ciudadanos de Australia. ¿Acaso Freya no es una ciudadana también? Por favor, no dejes que la autoridad te ciegue”.

El corazón de Nathan latió con fuerza. Miró hacia su hijo, que estaba a su lado. “No hice todo eso solo por mí. También estoy preparando el camino para ti”.

Ryan negó con la cabeza indiferentemente. “Tú y el abuelo están pensando demasiado en el futuro. El cargo de primer ministro no es hereditario. No signi