Shedrick miró a Chester con sorpresa.

Sin embargo, todo lo que vio fue a Chester sacando un cigarrillo del paquete y encendiéndolo. Por sus frías y exquisitas cejas, era difícil saber qué estaba pasando por su mente.

"De acuerdo". Shedrick asintió.

Poco después, una figura alta y esbelta entró. Ella llevaba puesto un par de pantalones celestes de pierna ancha, zapatos de lona negros y una camiseta negra, que era tan corta que una gran parte de su delgada y blanca cintura estaba expuesta. Las curvas desde la cintura hasta las caderas podían dar a cualquier hombre el deseo de dominarla.

En su cabeza, tenía cabello castaño lechoso y una gorra de béisbol blanca sobre él. Debajo de la gorra estaba su bonito y delicado rostro descubierto. Parecía haber nacido para vivir en el centro de atención. También tenía una piel muy clara y una nariz alta.

Sus ojos, en particular, eran oscuros, claros y afilados. Al mirarlos más de cerca, emanaba una sensación nebulosa que hacía difícil a los dem