Capítulo III: La Nave biológica [Parte I]

Capítulo III: La Nave biológica [Parte I]

Goslong estaba sentado hablado por teléfono en su oficina ubicada en la catedral, esta era muy espaciosa, llena de libros, bien iluminada, y con mesas y estantes de madera, incluyendo sus respectivos artículos religiosos, como cruces y retratos de Jesucristo.

—Muchísimas gracias su santidad es un honor y un placer —respondió Goslong respetuosa y amablemente al teléfono.

La voz en el teléfono empezó a hablar y Goslong ascendió con la cabeza para decir que si, mientras escuchaba las palabras.

—Si ya esa situación está controlada —explico Goslong—está tranquilo... no, no, no intentara nada en nuestra contra, le hicimos la prueba, le hicimos sentir como un Dios, se sintió tan alagado y especial que simplemente paso la prueba del chico muerto, matamos a todos a su alrededor como la prueba dicta, luego no le importo, pareciera que no lo recordara, mas a nuestro favor... como precaución dejamos en su corazón el chip cardiaco, si intenta algo en contra de nuestros intereses lo matamos y luego lo reanimamos...

La voz al teléfono responde.

—No para nada su santidad —respondió Goslong–jamás lo mataríamos él es nuestra arma... por los momentos está a raya, piensa que el traje es para combatir seres mágicos y esas ridiculeces.

Goslong y el hombre al teléfono empiezan a reír.

—Se siente como un salvador o alguien escogido por el destino —explico Goslong sonriente—pero solo es una variable, es nuestro soldado, y nos volverá más ricos que cualquier ser sobre esta tierra.

Mientras tanto en el Océano Atlántico Norte, era de madrugada el mar estaba abominablemente inestable, en el cielo nocturno se generaba una tormenta que sacudía más el océano.

Goslong reía:

—Ja, ja, ja, si me sentí como un imbécil diciendo tantas estupideces, sobre monstruos y anticristos.

Goslong y el hombre al teléfono vuelven a estallar en risas.

Simultáneamente un trueno sacude el océano junto con lluvias ventosas y torrenciales.

—No hay monstruos en este mundo que no sea creado por nosotros —comento Goslong.

Repentinamente en el océano junto con la tormenta se genera una onda eléctrica que explota generando un tsunami emergente, solamente se escuchaban truenos, rayos y centellas acompañados de sonidos metalúrgicos y grandes masas de agua acumulándose. De entre este caos de cielo y mar empieza a surgir un ser humanoide de magnitudes titánicas, media 102 metros de altura, no se podía ver claramente su aspecto a causa de la luz pero si se escuchaba un crujido mecánico atúrdete, que hacia entender que algo malo se avecinaba.

A la mañana siguiente Goslong caminaba por el jardín de la catedral con un rostro de satisfacción y victoria, luego de pasar entre puertas y pasillos, llega a la habitación de Michael el cual estaba desayunando tranquilamente mientras que el canal de noticias está transmitiendo un reporte sobre protestas en Sudáfrica sobre la violencia policial.

—Buenos días Michael.

Michael trago su sándwich correctamente y respondió:

—Buenos días.

—¿Cómo amaneces hoy?

Michael con cara seria pensó un segundo y respondió:

—Bien, eso creo.

—¿Estás listo para tu primera misión?

Michael dejo de comer y con un rostro dudoso respondió:

—¿¡Que!? ¿¡Como que primera misión!?

—Pues si Michael, vivimos en un mundo lleno de atrocidades, no podemos esperar a que estés listo para empezar a erradicarlas... nuestra campaña debe iniciar.

—Pero ni siquiera sé cómo utilizarlo —respondió Michael aterrado, el nunca fue una persona agresiva ni peleadora, el hecho de tener que confrontar a algo o a alguien le aterraba.

—Tampoco sabrás hasta que lo uses, toda la información que te dio Arnold ayer fue hipotética, lo que quiere decir que es muy probable que gran parte de las cosas que dijo no sucedan, o tal vez sí, pero lo cierto es que ya es hora, han pasado milenios para conseguir al portador y no podemos esperar un día más.

Michael miro hacia abajo pensando con preocupación.

Goslong se acerco a Michael y con una voz más pasiva y poco amenazante le hablo:

—Eso es lo que tu hija hubiera querido Michael...

Michael volteo y miro a Goslong de forma nostálgica.

—Ella soñaba con un héroe... y es hora de que este mundo tenga uno.

Michael pone una cara de duda y tristeza, y sus ojos empiezan a aguarse:

—Tú no lo entiendes, tú no sabes lo que es tenerlo todo y luego perderlo, que te den esperanzas que luego desaparecen, tengo miedo...yo...yo estoy muy asustado... no quiero arruinarlo todo de nuevo, yo... tengo miedo de volver a levantarme.

Goslong se queda serio mirando al quebrado Michael.

—Dicen que soy un elegido, que soy importante, pero solo me siento como alguien que fracasara de nuevo... todo lo importante que he obtenido en mi vida lo he perdido, o a sido un fraude, o un fracaso.

Goslong expreso decepción tanto en su mirada como en sus palabras:

—Me iré y dejare la puerta abierta, cuando decidas tomar un poco de valor para hacer lo que se debe estaré esperándote afuera.

Goslong se fue del lugar dejando a Michael solo y desolado entre sus propios pensamientos.

Pocos minutos después Goslong iba caminado de regreso por el jardín con un rostro de disgusto y con pensamientos agresivos e irracionales:

—Me veré obligado a decirle a ese imbécil que si no hace lo que le pido lo asesinare, pero no puedo matarlo, no tengo nada con que amenazarlo, ¡Maldito seas! —Goslong pensó un poco mejor—¿Y si libero al Gortaz? Si lo hago y empieza a asesinar gente tal vez se decida.

Repentinamente aparece un apresurado monaguillo acompañado de 3 sacerdotes, Goslong se les queda viendo y estos se le acercan y el monaguillo con un rostro de preocupación dijo:

—Señor.

—¿Qué ocurre? —Pregunto Goslong con mala gana.

—¿Recuerda la actividad sísmica que hubo a inicio de año?

—Sí.

—Sí. Usted lo recuerda, lo que ocurrió con la tormenta en el océano atlántico a inicio de año.

—¿Eso qué importa?

—Las inundaciones y temblores que ocurrieron en los países que rodean el Mar Mediterráneo, ocurrió hace 2 días.

—¿Y qué? ¿Qué importa eso? Las catástrofes siempre ocurren?

—No señor, estas son más grandes, ¿Su santidad no hablo con usted anoche?

—Sí, pero no me dijo nada de lo que ustedes están hablando.

—Acabo de salir de una video conferencia y... la iglesia está preocupada —el monaguillo puso una cara de preocupación—no solamente es la iglesia, también los gobiernos han empezado a censurar información, todas las grandes potencias están alarmadas.

Goslong se sintió extrañado por ser el único que no sabía de qué estaban hablando, y empezó a preocuparse:

—Muéstrame.

Al rato Goslong junto con el monaguillo y todo el equipo de monitoreo estaban viendo en una pantalla titánica como la de un cine, fotos satelitales de partes del océano.

—Desde que ocurrió el incidente de la tormenta en el Océano Atlántico Norte el 8 de enero... empezaron a reportarse desapariciones de barcos—explico una de las encargadas de monitoreo señalando imágenes simultaneas sobre desapariciones en distintos idiomas—luego el mega tsunami del Mediterráneo, luego de ese incidente se reportaron diversas desapariciones de barcos cargueros y turísticos... toda esa información fue minimizada, censurada y mantenida en privado por los gobiernos, a los familiares de las víctimas se les dijo que fue a causa de la eventualidades generadas por el tsunami.

En la pantalla gigante se reproducen fotos tomadas al océano mostrando una cola gigante de 50 metros de color purpura y acorazada, además de imágenes de sombras colosales de un monstro marino en medio de las catástrofes en Grecia.

—Esa es una –señalo la mujer.

Goslong estaba boquiabierto y serio mirando todas las aterradoras imágenes de la colosales siluetas de este ser, que aparentaba tener 3 cabezas.

Se reproducen en la pantalla imágenes de cadáveres mutilados y despedazados, de hombres, mujeres y niños que vivían en aldeas rurales egipcias, se les veía claramente las mordidas colosales, sus batas destruidas, estaban cubiertas de rasgones, pedacitos de su carne, sangre y huesos, cabezas, brazos, piernas, arrancadas, y de fondo una aldea en el desierto derrumbada y llenas de cuerpos polvorientos y destruidos.

—Eso es en Egipto —explico la mujer—conseguimos la información censurada gracias a nuestras fuentes confiables en todo el mundo.

Goslong sigue mirando fijamente esas horripilantes imágenes, que aunque no lo demostrase le afectaban mucho.

Mientras tanto Michael estaba en su habitación tallándose la frente con preocupación y ansiedad caminando de un lado a otro, tenía una guerra interna, entre si intentarlo de nuevo, o quedarse allí dando vueltas como un ventilador, pero hubo algo entre toda esa presión, ansiedad, miedo e inseguridad que le hizo a Michael no notar un importante detalle resulta que en la mesa que estaba al lado de la puerta estaba algo muy importante.

Esto era el señor Mikerton el peluche de Mikendra, limpio y como nuevo, Michael asombrado camina rápidamente hacia la mesa y toma el peluche, se le queda mirando fijamente y empezó a recordar a su pequeña, Michael estaba feliz por tener este objeto, pero no pudo evitar derramar una lagrima al recordar una de las últimas conversaciones con su hija.

—¡Papi! —Grito Mikendra mientras Michael la paseaba en su silla de ruedas por los jardines exteriores de la clínica en la mañana.

—¿Si cariño?

—Vi algo en la televisión... era, era, eran unos niños.

—¿O sí? ¿Unos niños? Cuéntame sobre ellos—respondió Michael haciéndose el impresionado.

—Eran de un país donde hay mucho sol y arena...

—Egipto.

—¡No!

—Afganistán.

—¡Sí! Dijo la chica de las noticias, que los habían matado...

Michael frena la silla de ruedas impactado.

—Dijo que en Afganistán mutilaban 9 niños al día.

Michael se queda callado y frio por las palabras de su hija.

—Papi quiero entender ¿Por qué los matan? ¿Qué es mutilar? —Pregunto Mikendra con inocencia—¿Por qué los héroes nos los salvan? ¿Por qué nadie hace nada?

Michael impactado y sin saber que responder se puso en frente de ella y se arrodillo, le tomo delicadamente la mano y empezó a pensar una respuesta:

—Es porque... la gente tiene miedo...

—¿Por qué... porque nadie puede ayudarlos?

A Michael se le hiso un nudo en la garganta la miro fijamente y respondió:

—Porque a la gente no le importa hacer algo... porque tienen miedo, son pocas las personas que ponen su vida ante la de un desconocido... sé que este mundo necesita gente que tenga el valor de hacer las cosas sin importar el miedo... sin importar los adversarios... pero no hay nadie así... no hay nadie que haga algo, y nosotros no podemos hacer nada.

Ambos quedaron callados, Michael se le quedo mirando algo apenado por su sinceridad.

—¿Y tú me dejarías morir? ¿El miedo no te dejaría salvarme? —Le respondió Mikendra algo triste y desilusionada.

Michael rápidamente respondió:

—¡No! Yo jamás dejaría que nada te pasara, nunca digas eso.

—Pero si tú harías eso por mí ¿Por qué no podrías hacerlo por alguien más?

Michael se quedo callado y pensativo por esa pregunta tan madura e impactante, hasta que simplemente dio un suspiro y para pasar el paso respondió:

—Si yo tuviera el poder, de salvar a todos en este mundo, y de confrontar a los abusadores —empezó a explicar Michael haciendo gestos con la mano y tratando de solucionar la conversación—yo lo haría.

—¿Me lo juras?

Michael se quedo mirándola fijamente y respondió con una sonrisa optimista:

—¡Claro cariño! Por ti yo cambiaria al mundo... por ti... yo, yo dejaría todo mi miedo y haría lo correcto.

Mikendra sonrió y pregunto alegre:

—¿Tú por siempre serás mi héroe?

—Sí.

—¿Sin importar que tengas miedo?

Michael le sonrió y dijo:

—Sí, cariño, por supuesto.

En ese instante Mikendra puso una gran sonrisa y entre su inocencia se sintió aliviada porque ella confiaba con que su padre ayudaría a muchas personas.

Michael entre lagrimas dejo de recordar y miro el peluche y lo apretó, cuando miro hacia abajo noto una foto familiar arrugada y vieja donde aparecía Michael un poco más joven y sonriente cargando a Mikendra de bebe acompañado de su amada esposa en una fiesta, todos se veían felices en la foto.

Michael en ese momento recordó su antigua felicidad y sus viejos logros, recordó las veces que fallo, las veces que entristeció, pero cada vez que el cayo hubo algo o alguien que lo ayudo a levantarse y así Michael comprendió que siempre hay que levantarse una y otra vez sin importar cuantas veces caigas, sin importar el miedo, sin importar el fracaso.

Tomo una decisión, volverlo a intentar, ese día el hombre que lo había perdido todo, decidió levantarse de nuevo y recuperar su vida de vuelta.

Mientras tanto Goslong estaba asustado, sudoroso y ansioso hablando por teléfono en su oficina con una figura importante:

—Pues claro señor presidente, mi palabra está en pie, el agente llegara mañana a Tijuana, usted vio las demostraciones.

—Ya el pago esta hecho señor Kalvin, se que usted no jugaría con nosotros, lo estaremos esperando.

Minutos después Goslong estaba sudoroso y temblando caminando hacia el altar de la catedral, resultaba que Goslong tenía un trato ultra secreto con el gobierno de México para hacer una campaña de eliminación de todos los grandes carteles de México, el inicio de la campaña iniciaría en Tijuana, eso lo negocio Goslong en enero, en la actualidad su Santidad le dejo terminantemente prohibido utilizar el traje o ponerlo en la vista pública mientras investigaban las criaturas avistadas por el mundo, pero Goslong no tenía pensado seguir las ordenes de su santidad, ya había recibido el monstruoso pago multimillonario, el tenía pensado cobrar y luego escapar, volver a cambiar de identidad como lo había hecho diversas veces.

Repentinamente se consigue a Michael frente al altar esperándolo.

—¡Michael! —Dijo Goslong impresionado al verlo.

Michael lo miro y sonrió respondiéndole con seguridad:

—Voy a hacerlo, llego la hora de que alguien haga algo... explícame la misión.

En ese instante Goslong sonrió y suspiro, se sintió aliviado, como si le hubiesen quitado toneladas de peso de encima.

Al rato Michael vestido con una camiseta azul, pantalones y zapatos casuales, caminaba por una enorme pista de aviones rodeada a la distancia de montañas, fuertes brisas y un sol abrazador, junto con Goslong el cual estaba tranquilo y utilizando lentes de sol, ambos eran escoltados por científicos, soldados y monaguillos.

Todo el grupo se aproximaba a un avión privado sofisticado con 4 alas, parecía una fusión entre jet militar y Boeing 747.

—Empezaras tu campaña en Tijuana como ya te lo explique diez veces, cuando el avión aterrice mañana te enviaremos información sobre las ubicaciones y todo —explico Goslong con tranquilidad.

Lentamente se abrió la puerta del avión y empezó a bajar la escalera automáticamente.

—Un viaje promedio de Sudáfrica a México, tarda casi 2 días, con esta cosa—señalo Goslong el avión—tardaras un día.

Michael se quedo mirando el avión impresionado mientras que las fuertes ventiscas los sacuden.

Cuando entran al interior del avión este era de lujo muy cómodo y amplio, Michael se sentía como uno de esos millonarios que aparecían en las revistas, dentro del avión habían 2 soldados, el piloto, y una azafata que vestía de monja.

Goslong entro y le comento:

—Siéntete cómodo, hay comida, bebidas, de todo para el viaje.

Michael camino por el pasillo y se sentó en una cómoda silla de cuero negro, Goslong se le acerco y le recordó:

—Ya sabes Michael como te lo explique, ya es hora de que partas... me alegra que te hayas decidido.

Michael volteo y miro por la ventana con emoción el horizonte, estaba tan emocionado que parecía un niño, Michael nunca había viajado en avión.

El piloto empezó a preparar el avión para el vuelo, mientras que unos científicos ubicaron el maletín con el traje al final del pasillo muy bien resguardado.

Luego de unos minutos de preparación ya el avión estaba listo para partir.

Goslong se le acerco a Michael y le extendió la mano amistosamente:

—Suerte Michael, creo que no la necesitaras.

Michael le sonríe, extiende su brazo izquierdo y le respondió:

—Gracias... Goslong, gracias por lo del peluche y la foto.

Goslong pone una cara de no saber nada y respondió disimulando:

—Claro, claro el peluche y la foto.

Después de eso Goslong bajo y el avión al fin partió.

 Al día siguiente eran horas de la tarde y el avión estaba pasando por el golfo de México, el cielo estaba algo nublado, Michael estaba recostado en su sillón cómodamente mirando por la ventana el cielo nublado, en la mesa había una bebida energética y un plato vacío, el piloto revisa su radar y ve que hay una isla cerca, esta era la isla Palmatore una enorme isla turística ubicada en el Golfo de México, llena de enormes edificios, hoteles resort, turistas, palmas y clima tropical, centros comerciales, grandes parques de diversiones, y parques acuáticos, era un lugar recurrente para las vacaciones de mucha gente.

Mientras el avión pasaba por muy encima de los grandes edificios, los niños pequeños señalaban con emoción el avión desde abajo.

 Pero repentinamente como por arte de magia el clima empezó a empeorar, empezaron a caer rayos y truenos simultáneamente, la gente en la ciudad empezó a dispersarse para cubrirse de lo que ellos pensaban que era una lluvia, las playas de la isla empezaban a ser sacudidas por potentes olas que hacían que los nadadores y la gente en la playa quisieran irse.

 Entre toda la emergente tormenta, la isla empezó a ser sacudida por completo a causa del terrible clima, todo el cielo se cubrió por nubes negras que escupían estruendosos y potentes truenos y relámpagos, el viento furioso que soplo dejando a su paso un olor a agua salada que arrastraba a cualquiera, de fondo acompañando a los truenos se escuchaba las cada vez mas enormes olas sacudiendo las costas.

Mientras tanto dentro del avión, la azafata, los cuatro soldados y Michael empezaban a inquietarse al ver que el avión se tambaleaba hacia los lados y se desestabilizaba, Michael estaba nervioso, a su alrededor solo se escuchaban los truenos tan fuertes que te aturdían la audición, el piloto nervioso y con cara seria empezó a informar la situación pero no había señal, prácticamente no podía ver nada más que nubes negras por el panel de vidrio templado, si subía el avión posiblemente le caería un rayo, si bajaba posiblemente se estrellase contra un edificio, el piloto no sabía qué hacer, el avión empezaba a temblar cada vez más, Michael la azafata y los soldados se caían hacia los lados.

Michael caía y rodaba por el suelo del avión y escuchaba los truenos y los gritos de la azafata, supo que debía tomar una decisión inteligente.

—¡El traje! —Grito Michael a todo pulmón.

Uno de los soldados tambaleándose ve como se desliza el maletín por el pasillo y trata de sujetarlo, cada vez más el avión se inclinaba, los otros dos soldados son sacudidos una y otra vez contra las paredes como un juego de pin ball a causa de las repentinas inclinaciones del avión, Michael se desliza por el pasillo toma el maletín y desesperadamente empezó a abrirlo, saca el traje y empieza a meter la pierna rústicamente.

Hasta que una ala del avión choca contra un edificio, provocando una caída descendente, las piezas de avión, escombro y vidrio caen hacia toda la ciudad golpeando y cortando gente, ahí empezaron los gritos y el pánico en toda la ciudad, todos tomaban a sus familias y corrían hacia los lados tropezando entre la multitud, ya no les importaba la tormenta, el avión se estrella contra una enorme avenida, generando una explosión, despedazando todos los taxis y vehículos cercanos, las personas alrededor son alcanzadas por el fuego y calcinadas, a otros les caían pedazos calientes de metal que se les enterraban por todas partes del cuerpo, todas las vitrinas y estantes de locales explotan por el impacto, volaban vidrios y gritos por doquier.

Pocos minutos después, en la zona de impacto del avión, una mano purpura se levanta como un zombi de entre las torcidas y destruidas piezas de avión, y de esta surgió Michael con el traje puesto y activado, sin embargo estaba algo aturdido, sordo, mareado, tambaleante y con la vista borrosa, Michael se cae y mira todo a su alrededor, ve unas enormes llamaradas de fuego luchando contra las constantes gotas de lluvia, el abundante humo, los resonantes truenos, cadáveres calcinados dispersados por doquier, gritos de pánico, gente corriendo con sus familias aterradas, sirenas de policía, ambulancias, todo un caos, Michael se levanta recuperando un poco la razón, y dándose cuenta de que era más alto, musculoso, y con un par de tentáculos saliendo de su espalda.

—Por poco, por poco no lo logro —murmuro Michael casi sin aliento—no pude salvarlos.

Repentinamente unas patrullas de policías de México se dirigen a Michael pero antes de llegar se voltean y salen volando a causa de una brutal ventisca que derriba a todas las personas y objetos.

Se escucha un intimidante y terrible sonido metalúrgico, y la tierra temblaba paso por paso, el terrible temblor  se movía por toda la ciudad, la gente salía corriendo y gritando por la calle, los vehículos chocaban uno tras otro y de entre toda la oscuridad del cielo salió una enorme silueta con cuernos torcidos, los truenos iluminaban la silueta mostrándola hacia toda la ciudad.

 Esta silueta da un terrible grito gutural  haciendo temblar la ciudad nuevamente, todas las nubes desaparecieron mostrándolo por completo, este era un monstruo de forma humanoide que medía 102 metros de altura, su cuerpo estaba cubierto de una corazas blancas cubiertas de musgo, tenía un par de enormes y torcidos cuernos, su nariz era un largo tentáculo acorazado de donde salían púas que llegaba hasta su pecho, la parte de la boca y los ojos estaban negras y vacías como cuevas, tenia enormes manos con garras afiladas, todo lo demás que restaba de su cuerpo está cubierto por púas, musgo y corazas agrietadas.

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