Capítulo 58. Los embates de una traición.
Es tarde cuando Lucas llega a la granja y, de repente, comienza a llover. Desde su coche ve que hay gente en la casa, ya que las luces están encendidas. Una mezcla de tristeza e ira se apodera de él, incapaz de creer lo que está a punto de descubrir.
Lucas, con un tono urgente, se dirige a su jefe de seguridad:
—Escucha, necesito que vigiles la zona, pero no me sigas al entrar. No quiero que se interponga nadie en lo que estoy a punto de hacer.
El jefe de seguridad asiente, preocupado:
—Entendido, jefe. Pero tenga cuidado. No sabemos quiénes están ahí.
Lucas lo mira fijamente, decidido:
—Lo sé. Pero esto es algo que debo enfrentar solo.
Lucas se puso el impermeable, sintiendo el peso de la decisión que estaba a punto de tomar. Con determinación, se acercó a la puerta y sacó su juego de llaves de la granja. Con un giro firme de la muñeca, introdujo la llave en la cerradura y, tras un leve clic, la puerta se abrió y dejó ver la oscuridad que lo aguardaba al otro lado.
Zoé se encontraba