— No, ella será mía. Yo lucharé por ella—
— ¿Has perdido completamente la cabeza, muchacho? Realmente siempre has sido un hijo estúpido...—
— ¿No lo entiendes, padre? ¿Y si ella es la de la profecía? — digo, y por un momento él se queda pensando.
— No… no es posible que ella no salve, ella va a