Domando Al Alpha
Domando Al Alpha
Por: Ladydory
°Capítulo uno°

EL COMIENZO:

El agua recorre por sus dedos, mientras que la arena roza por las las plantas de sus pies.          Su pelo largo y negro carbón que se limitaba hasta su espalda se mesia con el suave viento que se encontraba en ese lugar, mientras observaba como dos chicos mayores jugaban a la pelota con una pareja que realmente parecía enamorada. Ella sabía que era un sueño, pero parecía tan real como los otros, era lo único bueno que tenía desde su accidente, ver a su familia contenta y pacífica, sin una pizca de miedo y horror en sus ojos.

April se encontraba durmiendo plácidamente en el auto que robó hace apenas unos días, estaba recostada en la parte de atrás con solo una manta que cubría la mitad del cuerpo. Si, esa era la vida para ella después de ese accidente. Suena la alarma que la despierta, en este caso era una gallina, la miro y la fulminó con la mirada, que suerte que no había una piedra en ese mismo momento porque sino ya la roca hubiera estrellado con la pobre cara de la gallina, que por cierto estaba posada en el techo de una antigua casa, donde su auto apartaba en frente de ella. Se las arregló para cambiarse en el incómodo espacio reducido y salio caminando a una cafetería en los límites de el pueblo, casualmente en si mente sentía que conocía este lugar, como si antes hubiera vivido ahí. 

Como cada mañana, espero paciente a que alguien la atendiera, pues desde hace tiempo iba en local por local para pedir ir al baño, algunos eran amables y le daban una que otra comida para no pasar hambre. Una señora con más de 50 años salió del cuarto para trabajadores y la miro de pies a cabeza con una cara de asco, salió del mostrador y la tomó de la parte trasera de su remera gastada, llevándola afuera donde la aventó fuertemente en la vereda.

—Vieja maleducada.-Gruñó molesta April, limpiándose los únicos pantalones decentes que tenía en ese momento, la mujer que estaba por irse se dio media vuelta mirando nuevamente a la joven.

—¿¡Disculpe!? A un mayor se le respeta vagabunda de cuarta.- Le gritó roja como un tomate de la ira.

—¡Se respeta a cualquiera no importa la edad! Si tengo que responder a su agresividad lo haré ¡Además quien quisiera entrar a esa cafetería! Es mediocre.- gritó enfurecida, pero dejó de hablar cuando vio cómo la mujer entró rápido al local y salió con una escoba entre sus manos, dispuesta a golpearla. Salió corriendo como si su vida dependiera de ello, dio una vuelta por las calles y se adentró al auto que hace unos días había robado.

—¡Mierda! No puedo esperar a que las personas me dejen entrar así como así.- gritó golpeando el volante frustrada, ella quería conseguir un trabajo pero era imposible si la echaban por su vestimenta, no conseguía ningún lugar que no la juzgaran y le dejaran hablar.- y debería dejar de hablar sola, si sigo así me creerán loca. April decidió pasear por el pueblo para ver si conseguía ropa, tendría que pedir prestado o... robar, algo que a ella no le gustaba pero era eso o morir congelada por el frío que había. Después de visitar la galería donde consiguió una muda de ropa barata, y pasar por unos guardias que la miraban como si estaba a punto de cometer un delito, lo cual era cierto, salió del lugar para después caminar por la vereda, encontrándose con el gran bosque verdoso, quízo explorar un poco la hermosa naturaleza que tenía delante suyo. En el principio no había muchos árboles pero al adentrarse era un descampado, escuchaba los pájaros cantando para atraer a sus parejas o los pequeños animales curioseando cerca de ella, flores desconocidas para April de un hermoso color azul y violetas, que de seguro eran venenosas. Caminó así por quince minutos adentrándose aún más al bosque que era tenebroso y asombroso por igual, donde diviso que encontró una hermosa cabaña de madera frente a un lago que parecía interminablemente largo y muy ancho, parecía que no se podía cruzar el agua. Pero encontró un camino casi invisible de piedras un poco resbaladizas que permitían su paso a través de el río y llegar a la casa, una vez cruzado miro la cabaña de dos pisos, admirando el buen trabajo que habían echo con ella, suspirando  Toco una vez la puerta del mismo material que toda la casa, pero nadie contestaba. Tocó otra vez...y nadie contestaba, le parecía raro ya que la casa por fuera no parecía abandonada o algo parecido. Rodeo la casa vigilando por las ventanas casi polarizadas si había algún ser vivo dentro del lugar. Aunque lo que vio la sorprendió, todo lo que parecía ser un cuarto estaba destruido y roto, con polvo de hace años. La casa estaba abandonada, eso era obvio y esa era su oportunidad.....no lo la iba a desperdiciar.

—Esta casa está realmente sucia, tendré que ver si la puerta está abierta o al menos buscar algo para abrirla.- Murmuro April quien estaba ansiosa y nerviosa al tener un lugar donde dormir cómodamente...al menos hasta que vengan los dueños y la saquen a patadas.

Intentó abrir la puerta pero está no sedia

—Plan B.- April trepó la casa por la parte de atrás con mucha facilidad y agilidad, subió escalando y saltando hasta el segundo piso y trato de abrir una ventana, pero como esperaba está no abría. La única opción que tenía era romperla, no espero más y con su mano rompió la ventana haciendo que algunos pájaros salieran asustados de los árboles que tenía alrededor, entro pero un vidrio que sobresalía le cortó la pierna haciendo que April gritara por lo bajo de dolor, agarró su prenda la rompió con facilidad y se la puso en la pierna haciendo presión para que no sangrara mas. Se levantó como pudo y comenzó a ver cada pequeño detalle de la casa, que aun que estuviera desastrosa tenía su encanto, salió de la habitación y se encontró con una escalera que la llevaba abajo y un par de cuartos más, decidió verlos, tenían dos   dormitorios de invitados y un único baño, bajo las escaleras que eran bastante anchas y fuertes encontrándose con una cocina y los muebles (mesa,silla sillones,etc.) Siguió caminando se encontró con una puerta de roble oscura que al abrirla vio un hermoso dormitorio, con una cama matrimonial de sábanas color carmesí y almuadones blancos mientras que a los dos costados se encontraban mesitas de luz haciendo juego con la cama, del otro lado de la habitación un ropero de madera de color marrón claro se encontraba alli. Ella decidió que esa iba a ser su habitación, ya que se sentía mucho más cómoda ahí, además de ser hermosa tenía un leve olor que le encantaba.

Eran las 5 de la tarde y comenzó a limpiar y a arreglar la casa, empezó por la cocina sacando la grasa de los azulejos si, ella gasto sus últimos ahorros para poder comprar lo necesario y así limpiar la casa, con un cepillo empezó a raspar los azulejos dejándolos blancos, lustró la mesa y la iluminó con unas velas aromáticas, limpió el piso, las sillas, el techo que se encontraba lleno de telarañas y las bolsas que sacaba afuera las ataba bien para luego llevarlas a el pueblo y que los camiones de basura se la lleven.

Ya eran las tres de la mañana y ella estaba por terminar de limpiar el último cuarto, el suyo el que tanto tiempo quizo tener. Termino y se sentó en la silla mirando como todo había quedado, se sentía orgullosa de haber terminado de reestablecer la hermosa casa que se escondía en lo  profundo del bosque.

Ya pasaron 3 semanas desde que April se “mudado” a la casa del bosque, que para ella, quien había vivido prácticamente toda su vida en la calle, escapando de los servicios sociales, era una mansión.

Después de que terminó de limpiar de punta a punta la casita, de dedicó a buscar trabajo y lo único que encontró fue uno donde es camarera de un restaurante que solo abre de noche. Empezó a trabajar una semana después de mudarse la casa y ahorro todo el dinero que le daban, pues en ese trabajo le pagaban por hora, y le daban su sueldo ese mismo día, lo que le facilita mucho a April ya que ella lo necesita para sus necesidades.

—Hola Adriana ¿Ya te vas?-Pregunto April a su compañera de trabajo, Adriana era mucho más alta que ella, con el pelo largo y rojo fresa, lo que le cautivaba a April eran sus ojos los cuales tenian azul claro.

—Si ya terminó mi turno de día, lastima que te toque el de noche, hay muchos pervertidos a esta hora, ten cuidado.-La pelirroja le advirtió a su amiga, ya que ella misma sabe lo que es trabajar de noche y que unos estupidos borrachos te molesten.

—No te preocupes, por alguna razón se defenderme y bien.... No creo que me pase nada, pero gracias tu también ten cuidado cuando vayas a tu casa.-Dijo mientras le daba un abrigo para que Adriana se fuera  su casa.

—Bien ten mucho...mucho cuidado no sabes lo que puede pasar si te confías, puede que sepas defenderte pero si alguien te duplica el tamaño puede que no salgas de esa, compra el gas pimienta.- Le dijo mientras caminaba.

—Bueno, te haré caso ¡te quiero!- le gritó April al ver a su amiga irse.

Espero a que se vaya de su vista para entrar al local, este tenía unas cuantas mesas ordenadas y limpias para que las personas de turno noche se sientan cómodas. April aprovecho que todavía no habrían para ponerse su uniforme cómodamente y sin apresurarse, este consistía en un pantalón negro tiro alto, con una camiseta a rallas rojas y blancas verticales con poco escote, unos tirantes que van encanchados en su pantalón por delante y por detrás, haciendo que se vea adorable con el uniforme puesto.

Termino de trabajar al rededor de las cuatro de la mañana cuando vio el ultimo cliente irse tambaleando, pues de día era un restaurante y de noche un bar. Le dieron su paga mientras el jefe la felicitaba por su arduo trabajo.

—Gracias jefe, que tenga buena...¿Mañana?- saluda April a el dueño del restaurant-Bar el cual venía una vez a la semana.

— Espero que puedas descansar April, Buenas mañanas para ti también ¡nos vemos la semana que viene!- dice por último el jefe para después adentrarse al restaurant. Mientras la pelinegra caminaba por las oscuras calles del pueblo extrañamente entía una mirada en sus espaldas, nerviosa decidió apurar el paso para luego adentrarse y perderse en el bosque, más tranquila se dio la confianza de caminar más relajada, pero luego de un rato, cuando estaba muy cerca de su casa sintió unas ramas crujir cerca de ella, volteó para ver de dónde provenía ese sonido y no se encontró con nada, decidió no hacerle caso a ese ruido y siguió su camin... Aún así su mente trabajaba para aumentar sus sentidos y estar preparada para cualquier tipo de movimiento extraño.

Aunque ya eran las 6 de la mañana todo seguía oscuro, como allí era invierno el sol tardaba más en salir y el frío se colaba en sus huesos, dio gracias a dios por tener la suerte de no estar en el auto, April como no tenía sueño decidió buscar en la heladera algo para comer, ya que no había comido desde hace un día, 

preparó algo sencillo, pero par ella era un lujo comerlo, unos panqueques con leche fría, ella amaba esa combinación es una de las pocas cosas que  acuerda de su familia, cuando su madre la despertaba con una elaborada comida que se veía igual de deliciosa, con sus hermanos corriendo de un lugar para otro mientras su padre leía el periódico, y su hermana comiendo lo mismo que ella mientras le regalaba una sonrisa. No sé dio cuenta de las lágrimas que caían de sus mejillas hasta llegar a él plato que tenía delante, tenía miedo, miedo que la suerte que tenía en ese momento se acabara, llegaran los dueños de el lugar y la sacaran de ahí, que la llevarán con los servicios sociales para encerrarlo en un orfanatode esperar a que unos completos desconocidos quieran tenerla. Después ee mucho tiempo, se dio cuenta de algo... no tenía a nadie en el mundo para poder ayudarla.

Se levantó de la mesa ya aburrida y se dirijio a la mini biblioteca que tenía la pequeña casa la cual estaba en el segundo piso, empezó a buscar algo que  le interesara como un buen libro de seres sobrenaturales y de amor, pero no encontraba nada. Rendida, miro por última vez el estante y se percató de un brillante libro que instantaneamente le atraía, era rojo con letras doradas y en cursiva, parecía que estaba echo para que te hipnotizaras con la bella portada que contenía, trato de tomar el libro pero parecía estar atascado o pegado a la madera, en un tirón el libro quedo inclinado, haciendo un extraño "Click" el gran estante que sostenía a los libros se empezó a mover haciendo que April diera un paso para atrás por el susto ya que el estante se abrió como una gran puerta dejando paso un largo e iluminado pasillo. 

Y aquí empieza el viaje de April

Ladydory

Gracias por leer....(Capítulos editados con esto ·ejemplo·)

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