El restaurante tenía una atmósfera cálida, con luces tenues que acentuaban la elegancia del entorno. No obstante, Alison se sentía un poco fuera de lugar, aunque Zane, con su imponente presencia a su lado, parecía convertir el ambiente en algo más acogedor. Estaba sentada junto a él en la mesa redonda de aquel rincón privado, mientras Jessica y Travis se encontraban frente a ellos, inmersos en una conversación ligera y risueña sobre anécdotas pasadas.
Sin embargo, Alison no lograba concentrarse. Había una sensación extraña, como si alguien la estuviera observando. Sus ojos recorrían discretamente el restaurante, buscando la fuente de esa incomodidad. Cada tanto, su mirada se cruzaba con la de algún camarero o cliente distraído, pero no encontró nada que confirmara sus sospechas. Aun así, el nudo en su estómago no desaparecía.
—¿Estás bien? —preguntó Jessica, interrumpiendo sus pensamientos.
—Sí, sí… solo pensaba en algo —respondió Alison con una sonrisa forzada, tratando de desviar la