“UNA MENTIRA BLANCA”

En el transcurso de la noche Tony Bonelli despertó su maldad luego de una traición inesperada por parte de la que él consideraba “una respetable dama” y “su mejor amigo” Giancarlo y Lorenzo se encargaron de enterrar el cadáver de Luciano y enviar en una caja la flor que Tony le daría al clan de Salvatore, mientras que Donato y Massimo se ocuparían de enterrar a Lissette detrás de su propio patio por órdenes del Capo Tony Bonelli, este tomo toda la ropa de su esposa y la llevo a un lugar alejado en donde pudiera quemarla para luego poder decirle a su hijo que su madre los había abandonado. El dolor lo consumía por dentro, aun sentía ese desaire de una manera impresionante que lo conmovía por dentro, había asesinado a su esposa, la dama ideal, la mujer perfecta para él y a su mejor amigo de toda la vida con el que había tenido infinidades de aventuras y al que prácticamente él consideraba su “hermano” jamás pensó que algo así le sucedería. Estaba consiente que enviar la flor como muestra de muerte a su líder sería una declaración de guerra entre clanes, pero este estaba dispuesto a confrontar cualquier consecuencia que se le presentará, además tenía pruebas irrefutables de lo ocurrido.

Al arrojar todas las prendas incluyendo las joyas y relojes caros que este le había regalado a su mujer Tony comenzó a sentir esa sensación de culpa y enojo por hacer lo que estaba a punto de hacer, vacío un envase entero lleno de gasolina sobre estas y encendió uno de sus cohíbas más preciados para apreciar cómo se consumía todo lo que una vez fue de la “mujer perfecta” para él, sacó de su deportivo una silla plegable y tomó asiento frente a la ropa, encendió su puro y lanzo el zipper encima de la ropa repleta de gasolina y empezó arder todo.

...El teléfono suena.

Señor Tony ya los cuerpos están enterrados ¿Hay otra cosa que necesita que hagamos por usted?

—Ahora que lo mencionas Giancarlo, necesito que limpien la sangre del sótano y las fotografías guárdalas en la caja fuerte de mi habitación —Observa fijamente a lo lejos

_ ¡De acuerdo señor! ¿Y su hijo? ¿Qué planea hacer?

—De Alex me encargo yo, en unos minutos iré a la casa y necesito que todo esté en orden, la comida, las velas, todo bótalo y no dejes evidencia.

Al colgar la llamada sube a su deportivo y marcha rumbo hacia la casa, necesita dormir y descansar.

“…”

En la mañana siguiente Alessandro va hacia el cuarto de Alex para llevarle el desayuno y nota que este está duchándose.

—Joven Alex, su desayuno está listo.

—Muchas gracias Alessandro ¿Podrías dejarlo en la mesa? — dice mientras sale enjabonado hacia la puerta.

—Como guste, dese prisa, Donato está esperando en el estacionamiento para llevarlo al instituto— se da la espalda para retirarse.

— ¿Que? ¿Aun mi padre me tiene protegido como un niño? —Se molesta.

—Lo siento señor Alex, son ordenes de su padre— se marcha.

Alessandro baja hasta la sala y ve que el señor Tony no se encuentra, y va hacia la parte de atrás de la casa.

— ¿Señor? ¿Qué hace aquí usted solo?

—Nada, nada Alessandro es solo que me encuentro en un dilema un poco difícil, ¿Cómo podría explicarle a Alex la traición tan fulminante que recibí por parte de su madre y mi mejor amigo? — Suspira

— ¿Enserio me pregunta?

—Mi clan está conformado por valores sólidos, valores que todos los clanes deberían respetar, en nuestra sangre italiana están aquellos principios que nos hacen los hombres que somos, lo que nos ha permitido forjar este imperio reconocido ¿Cómo es posible algo así? — voltea su cara hacia Alessandro.

—Si me pide un consejo a mi señor Tony, lo primordial seria realizar una mentira blanca, le seré honesto, la traición no está bien recibida en la mafia, creo que usted mejor que nadie debería saberlo.

—No estoy diciendo que este arrepentido, es solo que… No comprendo como mi propia esposa pudo traicionarme con mi mejor amigo, le daba absolutamente todo, la trate como una reina y a él le tendí mi apoyo y lo consideraba mi hermano — suspira.

—A veces simplemente necesitamos que nos muestren quienes son, para luego saber quiénes le son leales.

—En fin y, llevare a Alex al instituto, dile a Donato que no se preocupe.

— ¡Como guste señor!

Alex ya había culminado su desayuno y bajaba por las escaleras hacia el vehículo donde estaba Donato, en eso Tony le llamo para ser él quien lo llevara al instituto.

— ¡Hijo mío! Ven, vayamos en el Porsche al instituto, debemos conversar algo_ sale de la casa y enciende su deportivo en lo que Alex sube al auto. Empieza a conducir y nota que su hijo está distante y distraído.

— ¿Alex? ¿Sucede algo? necesito charlar contigo respecto a lo sucedido aquella noche en el club_ se detiene en el semáforo.

—Padre ¿Es enserio? ¿Aún estas preocupado por eso? — trata de evadir.

_Por supuesto, necesito que me expliques ¿Por qué carajos estabas en ese estado? _mira fijamente.

—No lo sé padre, los recuerdos son borrosos, no tengo certeza sobre lo que sucedió como tal_ baja su mirada.

—La dama que salió del baño donde tú estabas tirado en el suelo, salió llorando de allí, con el vestido rasgado y múltiples moretones en su cara y sus brazos, sé que si recuerdas ¡Necesito la verdad ahora! — sube el tono de voz — Alessandro te revisó al llegar a casa y noto que tenías cocaína en tus bolsillos ¿De dónde carajos sacaste eso? ¿Qué? ¿Ahora eres un drogadicto? —acelera el coche y toma rumbo hacia la autopista

—Padre, realmente lo siento, me lo dieron en el instituto, compre un poco, solo quería disfrutar, no pensé que intentaría abusar de ella —comienza a llorar

— ¿Sabes que es lo que más me preocupa? crear un caos por una equivocación tan estúpida como la que hiciste ¿Imaginas que haya una averiguación en tu contra? ¿Qué la chica haya dado tus facciones? ¿Qué las autoridades vayan a tocar a la puerta de la casa por tu maldito error? ¡PODRIAS ARRUINAR TODO EL NEGOCIO, MANCHAR EL APELLIDO DE LA FAMILIA! — coloca las luces de emergencia y se detiene en la autopista _Escúchame bien lo que harás, vas a tomar un vuelo a cualquier otro lugar del globo, fuera de mis asuntos, fuera del alcance de mi territorio, y estarás por un buen tiempo lejos de casa, si alguna autoridad llegase a ir a la casa no tendré que decirle absolutamente nada porque ya no estarás aquí — abraza su cuello.

—Pero… ¿Qué hay de mi madre? ella debe saberlo— se zafa de su padre.

—Hijo, tu madre nos abandonó anoche — mira afuera por la ventana.

— ¿Qué? ¿Cómo? ¿De qué me estás hablando? — responde impresionado.

—Tomo sus maletas y todas sus pertenencias y se marchó, ella y yo no estábamos bien, pero me imagino que fue lejos ya que me dijo que no quería saber absolutamente nada de mi— lo mira.

—Pero… Tú te portabas muy bien con ella, ¿Qué sucedió? — se entristece su mirada.

—No lo sé y honestamente no me interesa, si ella se marchó, espero que encuentre afuera lo que esté buscando, del resto te pediré que enserio te marches por un tiempo para que no tengas problemas legales por tu estupidez, tu abuelo y yo debemos iniciar algunas juntas y probablemente tengamos a las autoridades vigilándonos, no te quiero cerca de esto— enciende el auto y acelera.

—Me parece lógico, realmente lo siento padre, lo siento mucho, volvamos a casa para preparar mis maletas, no tiene sentido ir al instituto — aclara.

_De acuerdo, pero necesito saber algo ¿Quién te vendió esa cocaína? — mira con frialdad.

—Padre por favor no es necesario—mira asustado a Tony.

— ¡AHORA! — Grita.

—Su nombre es Luigi, te ruego por favor no lo lastimes—comienza a temblar.

Tras la conversación con su hijo, Tony tomó rumbo hacia la casa nuevamente y al llegar pidió a su mayordomo que le ayudara a hacer las maletas mientras él iba a su cuarto a abrir la caja fuerte y darle el dinero suficiente para que pudiera mantenerse fuera sin tener que pasar necesidad alguna, desde que tomó el mando cedido por su padre jamás ha permitido que algún miembro de su clan tenga carencias, cosa que se toma muy enserio ya que cuida y protege a su familia a toda costa.

En el transcurso del día Tony pidió a su mano derecha Giancarlo que hiciera los trámites y la compra de los boletos en el aeropuerto de internacional de Venecia Marco Polo acompañado de Lorenzo ya que no quería que su hijo estuviera deambulando por ningún lado luego de las posibles investigaciones.

Al caer la noche Alexander fue acompañado por su padre Tony, Giancarlo y Lorenzo al aeropuerto de Marco Polo ya que su vuelo salía esa misma noche. Al llegar Alex sentía que se desprendería de su familia por mucho tiempo, aun con la culpa de lo que hizo en el club y la supuesta huida de su madre hacia otro país, sentía bastante tristeza al marcharse tan abruptamente, cosa de la que su padre tampoco estaba muy feliz, ya que su intuición le decía que era lo más acertado, entre besos en las mejillas y abrazos desgarradores se despidieron ambos con mucho dolor, era la primera vez que Alex saldría al mundo solo y por cuestiones fuera de su comprensión.

—Señor Tony es hora de partir — dice Giancarlo— ¡Lorenzo vamos!

—De acuerdo — dice con voz triste.

Suben al coche y marchan hacia Sicilia con los ánimos por los suelos ya que el único hijo del jefe se había marchado, Giancarlo tras el volante logra observar por el cristal del conductor que dos vehículos le vienen siguiendo el paso, por lo que decide acelerar para perderlos entre el tráfico y la noche ya que él es de los más experimentados en el volante. Después de una hora tensa tras la llegada extraña de los vehículos desconocidos no observaron más ningún seguidor y continuaron hacia su aposento.

Al detenerse en una gasolinera por provisiones y cigarrillos para Tony, Giancarlo desde la caja observó hacia afuera en la autopista pasar a los dos vehículos que venían tras de ellos.

—Lorenzo, allí van los dos vehículos que venían tras nosotros — saca de su cartera el dinero.

— ¿Crees que sea la policía? — Pregunta Lorenzo.

—No lo sé, pero debemos estar preparados, si se acercan o si volvemos a toparnos de nuevo los matamos— da el dinero al cajero mientras este observa asustado.

—Vayamos al coche— salen al Rolls Royce.

Lorenzo observa que el encargado de dispensar el combustible sale huyendo rápidamente y se observa esta vez un solo vehículo Alfa romeo Giulietta acercándose deprisa, se detiene a unos metros de la estación y bajan sus vidrios, salen ametralladoras de las ventanillas y comienzan a disparar a todo el lugar, Lorenzo y Giancarlo suben al Rolls Royce mientras que Tony desde la parte trasera se agacha y saca una ametralladora PPK 20 y comienza a regresar el fuego a sus atacantes mientras Giancarlo acelera a toda prisa y Lorenzo de copiloto apoyando a su jefe con el ataque.

Al salir lo más deprisa de la gasolinera el Alfa Romeo comienza a perseguir el auto de Tony y empieza a dispararle desde atrás, una de las balas le da en el brazo a Giancarlo haciéndole perder el control del Phantom, este se vuelca contra una de las defensas de la autopista destrozando el auto preferido de Tony.

—Señor Tony ¿Se encuentra bien? —Pregunta Lorenzo tratando de auxiliar a Tony mientras toca el pulso de Giancarlo.

—Estoy bien, solo me duele el brazo y la espalda baja ¿Quién carajos pudo hacer esto? —Logra abrir la puerta y salir.

Tony se dirige hacia la puerta del piloto donde está Giancarlo y lo ayuda a salir de allí, Lorenzo sale por la puerta del copiloto y ayuda a su patrón a cargar a su amigo hacia un césped cercano de ellos, al ocultarse de las luces de las linternas de los atacantes que conversaban entre ellos Tony trató de mirar sus rostros pero estaban tapados con mascarillas.

¿Ves algo? dice uno de los atacantes.

No lo sé, el auto está apunto de incendiarse, nadie pudo sobrevivir a ese choque responde el conductor.

¡Sube al auto! eso les enseñara a no meterse con los Salvatore.

Los sujetos suben a su vehículo y se marchan a toda prisa dejando el Rolls Royce destrozado y con la seguridad de que Tony Bonelli había fallecido, lo que tenía en claro era que su mensaje había sido entregado y que su acto había declarado una guerra en contra del clan de Salvatore, pero antes de iniciar un contraataque necesitaba auxiliar a su mano derecha que estaba desangrándose poco a poco y necesitaba atención medica lo más pronto posible.

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