-Quédate conmigo. Solo esta noche. Quiero, quiero dormir contigo
-Dormir, solo dormir, ¿Cierto?
Asiente, como un pequeño niño con el que se está negociando, para posteriormente decir:
-Necesitamos una coartada
-Creo que ya tenemos una –Digo, procediendo a hacer una llamada
- ¿Bueno? –Se oye al otro lado de la línea
-Luna, necesito un favor
-Buenas tardes, ¿Cómo estás? Yo bien, gracias por preguntar, los nervios del examen siguen presentes, pero no hay problema con eso –ironiza, para después contestar - ¿Qué necesitas?
-Creo que no iré a dormir a casa. Necesito que me encubras
-Vaya, con que ya comenzamos con eso. Lo haré, pero tengo tres condiciones, y aunque creo que ya las sabes, de todas formas, las expondré. En primer lugar, haré el papel de madre protectora, así que me vas a decir dónde, cómo y con quien estás, qué harán y demás; en segundo lugar, me contarás CON DETALLES absolutamente todo lo que pasó, me lo merezco