— Esa era, Kate. — Vuelve a decir. — Esa era la casa de muñecas que yo iba a comprar para regalársela a Hariadne, pero él me la ganó en mis propias narices.
«Entonces a eso se debe su enojo» Piensa Kate, dándole palmaditas en el hombro.
— Un momento, Michael ¿Pensabas comprar una casa de muñecas como esa para regalársela a Hari? ¿Cómo es posible eso? ¿Estás loco? — Lo regañó. — Tú no tienes el dinero para darte ese tipo de gastos. ¿Sabes lo costosas que son esas cosas? ¿Por qué nunca me escuchas?
— ¡Eso no es lo que importa, Kate! — La interrumpe. — ¡¿Por qué me dices eso a mí y no a él?!
— Porque lo conozco, Michael, quiera o no lo conozco. — Contesta Kate. — Para Harvey esa casa de muñecas es so