Miré hacia atrás y allí estaba Oliver, con esa actitud suya, mirada dura y seria.
— ¿Cómo sales del hospital sin avisar a nadie? — preguntó, nervioso y con voz alterada.
— Iba a avisar, señor. — Secaba mis lágrimas disimuladamente.
— ¿Cuándo? ¿Cuando te pierdas por la ciudad? —dijo nervioso.
— Solo