— Buenos días, Luana.
— Vine lo más rápido que pude, pensé que todavía estarías dormido.
— Estoy acostumbrado a levantarme temprano.
— ¿En serio? Pensé que los niños mimados dormían hasta el mediodía.
— No soy un niño mimado — explicó.
— Está bien — río.
A diferencia de la noche anterior, la chica e