21. No sabes guardar bien tus secretos
La gente alrededor se agacha en menos de un segundo. Los gritos de sobresalto atrapan toda la calle de forma qué se siente incapaz de oír de nuevo la voz de Gianluca.
Sigue abrazando su cuello.
—¡Señor! —Flavio intenta empujarlos hacia atrás. Hay una estación policial no muy lejos de dónde están, y el único sonido de disparo ha llamado la atención de las autoridades—, ¡Al edificio!
—¡Elena! —Gianluca sube las manos hacia su rostro, y se separan del abrazo, olvidándose un momento del mundo a su alrededor.
—¿Estás bien? —con el corazón en el cuello y la garganta seca Elena pregunta sin apartarle la mirada —, ¡¿Estás bien?!
—Estoy bien, mia cara. Pero tú —la expresión de Gianluca es de desconcierto y de sobresalto a la misma vez—, ¿Qué fue lo qué pasa? ¿Qué sucede?
—Vi a un hombre extraño dirigiéndose hacia ti —Elena traga saliva, calmando la respiración—, venía hacia ti, Gianluca. Y yo-
—¿Qué cosas estás diciendo? —la mirada de Gianluca cambia a la desesperada molestia, tomando su rostr