Loan veía a la mujer frente a él, la castaña de ojos marrones era joven, quizás tenía su misma edad, pero sus ojos guardaban el brillo de alguien que ha ganado y perdido demasiado en la vida.
— Entonces emperatriz, ¿harás negocios con nosotros… o no? — pregunto cuando la vio encender el segundo puro, se veía salvaje, y de ella miles de cosas se contaban, como que reinaba la selva colombiana, que era enemiga de los Bach y que incluso los animales más salvajes le temían, Agustina Scott, la emperatriz del narcotráfico, así la llamaban.
— Aun lo estoy pensando Tigre, aun lo estoy pensando. — había algo en sus ojos que no le gustaba al oriental y por tercera vez en la tarde acaricio su Jian, provocando que Wang colo