Capítulo 156.
Tamara suspira, desesperada y sobre todo decidida.
— Bien, haré lo que pueda sus altezas — declara al mismo tiempo que extiende su mano y comienza a meterla por la cavidad vaginal de Alena.
Los gritos desgarradores de la reina, así como los aullidos de la loba que se encontraba en su interior, comienzan a rebotar contra las paredes de forma contundente.
Solo es cuestión de unos minutos para que el aullido, el llanto desesperado del cachorrose escuche fuerte y claro.
— Alfa, tenga a su pequeño cachorro —susurra la mujer al mismo tiempo que se acerca al alfa y coloca al pequeño bebé en su regazo.
— ¿Qué es? ¿Qué? ¿Qué? —dice Alena de forma contundente.
—Es un macho, mi amor —susurra Randolf observando cada uno de los detalles de su cachorro— y es perfecto.
En ese momento, Alena grita de forma contundente.
La mano de Tamara había regresado a su cavidad vaginal.
— ¿Qué pasa? ¿Qué estás haciendo? —dice Randolph sin comprender.
—Señor, la placenta, la placenta se encuentra pegada y ha habid