Capítulo 32 — luego puedes investigar
Narrador:
—¿Porque mejor no nos dejamos de preámbulos y me llevas a la cama que es lo que en realidad quieres?
—¿Y tú? —preguntó con sorpresa
Pero ella en lugar de responderle se dirigió al dormitorio principal, se detuvo en la puerta y se quitó los zapatos
—¿Te vas a quedar ahí parado como un tonto o me ayudarás a quitarme la ropa?
Sebastián sonrió de medio lado y se dirigió hacia ella. Se acercó muy lentamente hasta pegarse a su cuerpo, ella permanecía de espaldas a él, inmóvil. Entonces apoyó sus manos sobre los hombros desnudos de Janina generándole un espasmo, sintió como se estremecía al tiempo que su respiración se volvía arrítmica. La presión que ejercían las manos de Sebastián sobre la piel de Janina hacía que su cuerpo reaccionara y levantara temperatura, al punto de sentirlo arder. Pero cuando sintió el calor de los labios sobre su cuello, las piernas se le aflojaron y casi cae, a lo que Sebastián tuvo que sujetarla por la cintura
—Tran