Capítulo 3

KRISTEN

A la mañana siguiente cuando Lola llegó a la casa, ya Luciano estaba listo, ya estaba bañado y vestido. Ahora mientras tanto comía en la sala viendo sus caricaturas favoritas de la mañana, cantaba y repetía sus diálogos al pie de la letra, yo terminaba de alistarme.

Al principio intentaba que él siguiera durmiendo, pero era imposible una vez yo me despertaba, él también lo hacía y me acompañaba cada mañana en mi rutina.

—Gracias a Dios que ya llegaste, Lola ¿Cómo está tu hijo? —Lola es una mujer trigueña de cabello color caramelo y corto por la barbilla es la mejor con Luciano.

—Mi hijo está mucho mejor, gracias a Dios ¿Y mi lucianito cómo está?

—Lucianito está bien, viendo caricaturas.

—Ah bueno. Tú sabes que esa es la única debilidad que tiene Luciano, aunque ya va hacer ahora —me recuerda viendo su reloj —de que comience en Animal Planet su programa favorito.

Luciano es un fanático de los animales, amá ver documentales en el día mientras colorea en sus libros para colorear.

—Ya, me voy si tardo 2 minutos más llegó tarde.

—No te preocupes yo me ocupo de Luciano—me tranquiliza Lola.

Salí corriendo tomé mi bici y me fui a la oficina, esta vez tenía un pantalón de tubo, así que se me fue fácil manejar hasta la agencia.

La agencia de publicidad StarGen de Genoveva era una de las más importantes de Nueva York, esa mujer tenía un cerebro único, pero así como tiene el talento para crear, tiene el talento para hacerte la vida miserable llegué media hora antes esta vez.

Antes de que Mónica y que Genoveva llegarán encendí mi computadora, puse su latte en su oficina, antes de subir había recogido su correo y me puse a organizarlo de más importante a menos importante y los que jamás vería.

yo no boto esas pequeñas cartas no sé por qué, pero sentía que algún día iban a ser importante, siempre las leía, las clasificaban guardaba en el archivo, no las quemaba como ella me pedía. Aunque tal vez puede que esté mal, algunos eran pedidos de trabajo, otros simplemente eran productos o empresas a las que a las que Genoveva jamás les haría una campaña publicitaria.

Luego de eso me puse a trabajar un poco en la idea que teníamos que tener y empecé a averiguar sobre la línea de cosméticos y sus otras campañas publicitarias, eran buenas, ero no eran actualizados tenía un par de ideas que creo que quedarían bien. Quería decirle a Mónica para empezar de una vez con el trabajo al acabar la semana tenemos que entregar nuestra idea junto con un esquema de lo que queríamos para la campaña, una media hora despuéspuntualmente llegó Genoveva, junto con Mónica pisándole los talones.

—Roberta, llegaste temprano —me miró despectivamente.

—sí, señora — respondí mordiendo el interior de mi mejilla.

—Bueno está bien, pasen al despacho—en su escritorio vio su café y lo tiro a la basura —está frío, tráeme otro.

Me metí una aplicación sin si quiera inmutarme y pedí otro a delivery.

—En un minuto se lo traen, señora—sabía que si le decía 5min se iba a infarta y tan sabía cuánto odiaba que la llaman señora, pero si ella nunca iba a llamarme por mi nombre...

Yo no le decía señora, pero a veces se me salía la vena rebelde y hacía cosas sin pensar, pero luego se escondía y volvía a hacer la tímida y recatada Romina.

—Ya te he dicho que no me digas señora— replicó al instante.

—Lo siento, Genoveva.

Genoveva era una mujer de al menos 45 años Aunque parecía de 35 con todas las cirugías que se había hecho, era rubia, teñida por supuesto, senos de silicona, una cintura de avispa de quirófano y lo demás se lo debe el gimnasio, siempre se hacía algún retoque en la cara con botox y ese tipo de cosas, sé que me dio el trabajo por Mónica, mi amiga en lo que vio una oportunidad me consiguió la entrevista y luego Genoveva me dio el trabajo.

—Bueno largo vayan a trabajar, tienen el doble de trabajo esta semana —nos informa algo que nos suponíamos —sí lo que hacen no me gusta no sé los volveré a pedir, y si queda horrendo van despedidas—habla de manera despectiva mientras me ve— se formó un equipo de 3, cada una tiene dos personas para para ayudarse hacer la campaña publicitaria —muerde la punta de su bolígrafo —este hombre quiere que le demos una lluvia de ideas de su producto, toda la línea New light tiene que quedar perfecta —nos amenaza —aquí tienen.

Sacó unas cajas con la marca de los productos en cada una de ellas. Había desde crema rejuvenecedora hasta labial..

—Usenlo, vean como les cae en la piel maquillense con ellos, usen en la noche las cremas y vean la magia de los productos para que puedan hacer un buen trabajo y ya lárguense que me molestan.

Salimos más rápido que inmediatamente en cuanto cerramos la puerta, repartimos las demás cajas a los otros cuatro personas el cual eran dos mujeres más y dos hombres

—Hay un pequeño diablillo dentro de ti, lo que pasa es que no lo deja salir— dijo Mónica alegre.

—¿Cómo vas a decir eso? sería incapaz, soy un angelito como dice Luciano —pestañee en su dirección.

—Ahora si tenemos tiempo me vas a decir por fin ¿qué fue lo que te pasó ayer? — pregunta mi amiga —según CC, un hombre te había volcado el café encima.

—Bueno yo te dije que el café alguien lo sirvió encima, pues resultó ser un hombre sexy, de ojos oscuros— me persiguen, pensé para mí.

—Mira que tenemos historia con los hombres sexys de ojos oscuros— me recordó Mónica con desdén.

—No me lo recuerdes.

—¿Sigue desaparecido el padre de Luciano?

—Ya Mejor no hablemos de eso, el padre de Luciano no está. Yo soy su mamá y su papá.

— Mejor vamos a trabajar— dijo mi amiga al ver mi cara.

Estuvimos el resto de la tarde archivando algunos papeles, revisando publicidades viejas y le conté a medias mi idea.

—¿Sabes qué? Mejor vámonos a mi casa esta noche y si le compras una cajita feliz a Luciano nos va a dejar trabajar toda la noche—le propuse a mi amiga.

—Le voy a comprar dos, porque le debo la cajita feliz de la vez pasada— siempre consentido al pequeño —Carlota no te dijo que va a cambiar de trabajo.

—¿Ah sí? ¿Y eso?

—Un amigo de ella se regresa del exterior—¿recuerdas que hace 3 o 4 años nos regalaron entradas a la discoteca? —me mira significativamente —va montar no sé que sucursal aquí y le dijo que la necesitaba.

Carlota es una de las mejores bioquímicas de Nueva York quién sea que le ofreció ese trabajo a Carlota sabe que tiene una mina de oro en sus manos y Carlota no hubiera dejado su trabajo en el laboratorio de investigación si la oferta no hubiera sido más que jugosa.

Muchos cuando conocían a Carlota pensaba que era una barbie más, una rubia oxigenada sin nada en el cerebro y no, desde que la conocí es una superdotada, nos distanciamos un poco en la universidad por su carrera y la mía que nada tenían que ver, pero nunca faltó nuestra comida de los domingos para no dejar de vernos. Siempre estuvo ayudándome.

—Hablando de ella —le dije a Mónica —le prometí que este viernes saldríamos a celebrar que nos dieron ese empleo.

—¿el viernes? justo el día que tenemos que entregar todo.

—Sí, es que estaba pesada que quería que fuera ayer, pero mi madre le tocó cuidar a Luciano y ella ya se iba a la casa no iba a molestar a nadie más a esa hora, la verdad estaba muy cansada. Así que decidí que es mejor el viernes de fin de semana o bueno el inicio del fin de semana.

—No es tan mala idea, asi te distraes un poco. Hace mucho que no sales.

—Entre Luciano y trabajo me absorbe el cerebro—le cuchichee con una sonrisa — la verdad no quiero salir, todo lo hago por Carlota. Tú sabes que salir no es lo mío, prefiero quedarme en casa con el niño.

—Pero bueno ya le dijiste que si ibas a salir, así que a salir vamos— me dijo y me miró de hito en hito.

—Es que tú también vas, yo no iré solo con CC..

—No pensarás que te voy a dejar sola para ti toda la pista de baile —me dije subiendo y bajando los hombros al ritmo de una música que solo suena para ella.

Nos echamos a reír en ese momento viene saliendo Genoveva.

—Bueno, bueno, bueno no les pagó por reír, les pagó por trabajar—nos ve como si olieramos mal— que hacen que no trabajan.

—Sí, Genoveva— le dijimos al mismo tiempo y nos pusimos a eso, a trabajar.

Ya en la noche, luego del trabajo estábamos en casa, Mónica me trajo y la bici se quedó en la agencia de publicidad, Paco el vigilante la guardo por mí «es un amor ese Paco»

Ya en la casa nos acomodamos los tres en el suelo alfombrado de la sala a comer, Luciano con su cajita feliz y su juguete, Mónica y yo con nuestras hamburguesas y pasamos toda la noche ideando un buen plan para esta campaña publicitaria que tanto deseamos tener.

Sabía que íbamos a ganar, no sé porque algo me decía que vamos a ganar.

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