Adriana pensó un momento y rápidamente descartó esa idea.
Observando la actitud de Omar hacia Alejandra y los demás, no podía tratar bien a la hija ilegítima de su padre, y menos aún considerando que trataba a Liliana como a un tesoro.
¿Por qué?
La curiosidad realmente la impulsaba a querer conocer la verdad.
Mientras pensaba en esto, el ascensor se detuvo de repente.
Luego, ¡sonó la alarma en el ascensor!
Solo pensó durante un segundo y luego se apagó todo, porque las luces en el ascensor también se apagaron.
¡Adriana gritó!
Omar:
—¿Por qué gritas?
A su alrededor, todo estaba completamente oscuro.
Adriana se puso tensa por completo, se encogió instintivamente, pero aún trató de mantener la calma:
—¿Q-Qué pasa?
—¿Qué más puede pasar? ¿No escuchaste los gritos de los fantasmas? Los fantasmas están aquí.
Adriana:
—... No bromees.
En la oscuridad, el hombre frunció el ceño y la miró en su dirección.
¿Tan poco valiente?
Retiró la mirada y abrió los labios:
—Se cortó la electricidad.
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