—Mamá, no voy a ir. ¡Puedes hablar aquí mismo! —dijo Sonia, apretando con rabia los labios y mostrando una rara obstinación.
—Sonia, tú...
Viendo a su hija tan terca, Sofía se sintió impotente por un momento.
Lucía frunció levemente el ceño y comenzó a culpar a Sonia por no ser sensata: —Sonia, ¿qué