—Tranquila, ese chico nos avergonzó enormemente esta vez, ¡no le voy a dar tregua!
La mirada de Uriel era sombría: —Pero ahora no es el momento adecuado.
—¿Por qué, cariño? —Triana estaba un poco desconcertada.
—Porque el señor Héctor no dejará la ciudad Santavilla por otros dos días. Si lo atacamo