Bajo la suave luz, Silvia contemplaba el rostro frente a ella, tan familiar como siempre, sin saber en ese momento qué decir.
Julio inclinó la cabeza y le dio un delicado beso en la frente. La mano de Silvia sobre la manta se apretó ligeramente.
—Hoy estoy un poco cansada, no quiero.
Julio se det