Un Elefante en el Cuarto

Después de las revelaciones de hace unos días y de aprender a vivir con Ricardo en una eterna pasión, estoy lista para volver al trabajo, Ricardo me obligó a respetar mi permiso hasta cumplirlo completo, así que estoy entusiasmada de por fin volver.

Mientras me hago una cola de caballo, sigo pensando en su enfermedad, todas las mañanas a la misma hora observo, desde ese día que me enteré, como hace todo un ritual para tomar sus medicamentos, después me ve y sonríe como si nada pasara.

Anulando el hecho de que tiene un hijo que le lleva doce años, que tiene una enfermedad cardiaca mortal y de que ha sido un mujeriego, he vivido una buena semana de descanso.

- ¿Lista? - pregunta besándome el cuello - un penique por tus pensamientos - sonríe mirando al espejo.

- Muy gracioso - respondo con una sonrisa- , estaba pensando en la semana anterior, las revelaciones, el sexo...

- ...Diría el mucho sexo - Exclama burlón - Vamos, que no quiero llegar tarde - vuelve a besarme.

- Ok...

****

Una media hora después llegamos a la jefatura, por lo visto todo está igual, Judy se acerca, puedo notar qué está más tranquila después de que lograron atrapar a esa banda de delincuentes. Ni bien entro a mi despacho Ricardo entra para  avisarme que el capitán nos requiere en su despacho.

- Tengo un caso para ustedes.

- ¿Cuál? - preguntamos acomodándonos el las sillas frente a su escritorio.

- Ricardo conoces el caso, estuviste trabajando en él...

- Sí, Capitán, por fin tenemos detectados a los narcotraficantes...

- Bueno, hoy es el día de arrestarlos, y quiero que ustedes vayan a hacerlo, obvio estarán acompañados de un equipo SWAT, dados los peligros que conlleva una banda organizada de ese calibre.

- Está bien, Capi...

Salimos del despacho, Ricardo me pone la mano en la cintura.

- ¿Lista? - pregunta sonriente.

- Claro, muy lista...

Unos quince minutos después sin perder tiempo llegamos a un espacio alejado del lugar donde realizaremos la redada,  Judy y Jake ya nos están esperando. Ricardo abre la cajuela, saca los chalecos antibalas, nos preparamos rápidamente mientras  da la alerta para que el equipo SWAT esté listo para entrar con nosotros, unos minutos después el operativo empieza y no tardamos mucho en tenerlos rodeados.

- ¡Arriba las manos, están rodeados! - Grita Jake ni bien entramos a la fábrica, los narcos sueltan el producto sorpresivamente y se rinden fácilmente, muy fácilmente para mí gusto.

- No creí que sería tan fácil - murmura Judy igual de extrañada que yo.

- Si también a mí me parece muy extraño - respondo sin guardar mi arma, esto no me gusta.

Mientras Ricardo, Jake y el equipo SWAT arrestan a todos los que estaban en la fábrica después detienen a los jefes, ellos irán bajo nuestra custodia para que no les perdamos de vista.

- Bueno, solo quedan ustedes,  vayan saliendo.

Sigo nerviosa con la tranquilidad de esta gente, pienso que es mejor salir sin bajar las armas, me parece que seremos emboscados, dicho y hecho,  ni bien salimos,  puedo  escuchar disparos, van y viene de todo lado, ni Ricardo,  ni Jake sueltan a los jefes.

- ¡No se muevan, quietos todos! - ordena Ricardo pero los disparos obligan a qué suelte a uno de los jefes, en un momento de distracción, los dos escapan.

Observo la situación y no lo pienso, la adrenalina ya está corriendo por todo mi cuerpo, corro tras ellos sin pensarlo, aunque las balas llueven por todo lado.

- ¡Darla! - escuchó trás mío, sé que es Ricardo pero debo seguir adelante, debo detenerlos, aunque algo me detiene, caigo de bruces al piso, tan fuerte,  que mi cuerpo cruje al caer, ese mismo instante siento mucho dolor en la parte baja de mi estómago, es muy fuerte, tanto que no logro moverme. Ricardo se acerca, tiene cara de preocupación.

- ¿Que pasó? - pregunta angustiado - ¿Estás bien? ¿Te dispararon?

- No lo sé...- respondo adolorida, apretando mi vientre con una mano - debes ir,  que no se escapen.

- No me muevo de acá - Exclama con terquedad.

- ¡Debes ir!  - gritó, el dolor cada vez es más fuerte, -  ¡Joder!

Ricardo abre sus ojos sorprendido y asustado mientras observa  como mi pantalón se va tiñendo de un color carmesí.

- ¡Estas sangrando! - exclama asustado.

- ¡Me duele! - chillo, es desesperante, escuchó desde atrás como Judy se acerca a mí y me toma de la mano.

- Ricardo, Jake los acorraló, corre debes colaborarlo, yo cuidaré a Darla.

Pero él no sé mueve, me mira asustado, no sabe cómo actuar.

- Ve por favor - suplico intentado darle un poco de tranquilidad.

Asiente con la cabeza después corre a ayudar a Jake mientras el dolor no me deja en paz, Judy intenta consolarme pero no lo logra.

- ¡Me duele mucho!

- Tranquila Darla, sé que no te dispararon, pero hasta ahora no comprendo que pasó.

- No lo sé, caí mal... No sé con qué tropecé... - comento mientras el dolor persiste -  ¡duele mucho, Judy!

- Ya llega la ambulancia, amiga.

En unos minutos después que sinceramente ni sentí,  llega la ambulancia, los paramédicos se acercan a mi, me suben a una camilla y me meten dentro, la verdad es que sé que perdí mucha sangre y por eso pierdo el conocimiento.

No tengo idea cuánto tiempo pasa, o como llegué al hospital, escuchó la voz de Ricardo que habla con Judy pero estoy tan débil que difícilmente puedo abrir los ojos.

- ...Vine lo más pronto que pude ¿Cómo está? ¿la bala le perforó algo?

- ¿Bala? Ricardo, Darla estaba embarazada.

- ¿Qué? Eso es imposible...

- ¿Qué es imposible?

- ¿Cuántas semanas?

- Tres semanas, casi cuatro,  no sabía que tenía novio...

- El novio soy yo... - responde frustrado.

- ¿Qué? - escucho como el tono de Judy va cambiando - Ricardo si el capitán se entera los sacará de la jefatura, mejor que sucedió esto, les evitará muchos problemas.

- ¿Y tú? Tienes un hijo con Jake...

- Sabes que no diré nada, si eso te preocupa...

- Amo a Darla...

- Te enamoraste, ¿eh? Por fin te entró el juicio.

- Cuando me fui a Israel con mi familia, me di cuenta que la amaba con toda mi alma y ese día que llegué hicimos el amor en las duchas del gimnasio, ese día no me cuidé, quizás fue ahí...

- ¿Por eso fue que fuiste receloso con Darla esa vez?

- Si, ese día ella fue a mi departamento y estuve con ella.

- No dejaste que declare.

- Que iba a declarar que le dieron un golpe en la cabeza y no vio nada, preferí llevar su ropa, era la mejor prueba y el capitán la aceptó.

- ¿Y cómo piensas tapar esto?

- Ya veré...-

Escucho nuevamente abrir la puerta, está vez alguien se acerca a mi no puedo distinguirlos, los párpados los tengo muy pesados.

-¡Darla, abre los ojos por favor! - súplica Ricardo dándome un beso en la frente, ahí intento luchar con mi cuerpo y logro balbucear.

- ¿Ricardo?- Pregunto abriendo los ojos lentamente para poder observarlo mejor.

-¡Darla, mi amor!

- ¿Qué pasó? - pregunto desorientada.

- Después hablamos - responde sonriente mientras escucho la puerta abrirse, observó entrar al médico - iremos a la cafetería mientras te revisan-  Ricardo y Judy salen, dejándome a solas para que me revisen, unos minutos después mientras la doctora me revisa  observo sorprendida como Patricio aparece, cerrando la puerta.

- Doctora ¿Cómo está, Darla? - pregunta preocupado.

- ¿Es usted pariente? - pregunta con el ceño fruncido por la intromisión.

- Soy su pareja...- responde con tranquilidad bajo mi asombro.

- Oh, el padre...

- ¿Padre? - pregunto intentando incorporarme trato de sentarme en la cama.

- Si, muchacha, estabas embarazada, por la caída perdiste al bebé, todavía no estabas enterada recién tenías tres semanas casi cuatro, recién te ibas a enterar.

Patricio está preocupado, puedo notarlo en su semblante, pero no abre la boca, yo por mi parte no sé que decir, esto fue una sorpresa para todos.

- Doctora ¿podre tener....?- pregunto preocupada, no se porque lo hice pero deseaba preguntar.

-... Ah, querida se ha dónde va esa pregunta, si claro que si podrás tener más hijos, solo tenías tres semanas, relájate, bueno ahora que paramos la hemorragia, puedes irte te daré el alta, lo más pronto posible, voy a prepararla - Se despide de nosotros, cuando la doctora sale, miro a Patricio todavía asombrada de verlo en mi frente.

- ¿Cómo llegaste aquí? - pregunto confundida.

- Supe que sufriste un accidente y volé ese mismo instante, esperé que saliera tu compañero y tú amiga y entré, no sabía lo que me esperaba y bueno, en verdad fue una gran sorpresa...

- ...Para mi también...

- Lo bueno es que estás bien - se acerca y me da un beso en la frente.

- Patricio yo...

-...Es él, ¿Verdad?

- Estoy con él desde ese día que volviste a Buffalo.

Patricio queda en silencio, da un largo suspiro y vuelve a sonreír.

- Ya te dije que no puedo prohibirte nada...  - vuelve a acercarse a mi, me da otro beso está vez en la boca - hey, no te preocupes, tendremos otros hijos...

-...Pero...- quedo paralizada con la respuesta.

- Sé que era mío, pero en estos momentos,  eso no importa - vuelve a besarme - debo volver a Buffalo, cuidate mucho, ahora que te ví mejor, me quedo más tranquilo, adiós, labios dulces - me guiña un ojo - además no quiero toparme con tu "novio"...

- Patricio...- logro exclamar mientras el cierra la puerta del cuarto, estoy tan  confundida, en estos momentos no puedo asegurar de quién era el embarazo, pero prefiero no contar nada de esto a Ricardo, es mejor dejar las cosas así, por su corazón y por mi hermana Dulce,  sé que estás emociones fuertes son peligrosas para corazones enfermos como los de ellos.

Después de un rato Ricardo vuelve más tranquilo.

- ¿Pudiste hablar con la doctora?

- Sí me encontré con ella y hablé de tu salud y del otro problema.

- ¿Qué problema?

- No podemos dejar que esto se sepa, Darla.

- ¿Y qué piensas hacer al respecto?

- Hablé con la doctora, le pedí que mienta para que el Capitán no se entere de esto.

- No, no me gusta...

- Es por nuestra seguridad.

- No me parece correcto.

- Darla, si el capitán se entera podemos perderlo todo.

- ¡No! - respondo molesta.

En eso entran las enfermeras para sacarme el suero y todos los aparatos a los que estaba conectada, Ricardo sale molesto del cuarto. Las enfermeras me ayudan a vestirme, puesto que estoy muy débil, perdí mucha sangre.

Unos quince minutos después salgo del cuarto,  Ricardo está sentado charlando con Judy, se nota que tienen una conversación acalorada, me acerco con mucho esfuerzo, él me observa y me toma del brazo.

- ¿Por qué no me dijiste que estabas saliendo del cuarto? - Exclama molesto.

- Recién estaba saliendo del cuarto.

- ¿Darla? - pregunta Judy está molesta sus preguntas suenan a reproche - ¿qué van a hacer?

- ¿De qué?

- De esto, no está bien, si los descubren les ira mal, no hubiera querido enterarme para no tener esta telaraña en la cabeza, no me quiero meter.

- Entonces no te metas - responde Ricardo mirándola furioso- como no vas a ayudar, mejor no te metas en lo que no te importa.

- Ricardo- lo miro con el ceño fruncido- Judy, tomamos un riesgo al hacer esto y sabemos las consecuencias que esto nos puede traer y las aceptamos, sabemos que esto nos puede quitar nuestro trabajo y nuestra carrera pero no nos importa, además es ridículo ese estatuto,  como me dijo Ricardo hace unos días, cada día cuenta para nuestra relación y quiero vivirla al máximo - respondo abrazándome a él.

- Ok.  están enamorados y quien soy yo para meterme con cupido y con el amor, los ayudaré, no diré nada -suspira- y especialmente a Jake para que no este de metiche.

- Gracias-  sonrió.

- Si, gracias - responde  Ricardo más tranquilo - Vamos.

- Ok.

Salimos del hospital, casi es de noche, Ricardo trae el auto después me acomoda en el asiento del copiloto y conduce hasta su departamento, no hablamos en el viaje por que me quedo dormida, todavía estoy muy débil.

- Llegamos, - sale del auto y me abre la puerta - ¿te ayudo a bajar?

- Si, por favor.

Me saca del auto y me lleva en brazos hasta el departamento, le importa muy poco que la gente nos mire, me acurruco como un bebé a su cuerpo.

Llegamos a la puerta del departamento me baja para abrirla y me vuelve a alzar para meterme, me coloca en el sofá.

- ¿Quieres algo para comer?

- No, nada.

- Darla, tienes que comer, perdiste mucha sangre.

Suena el teléfono.

- Espera, - entra saca el teléfono - Hola, Capitán ¿cómo está? Ella, está bien la llevé a su casa para que descanse. - pausa- si capitán, mañana rendiremos informe - pausa- No sé si ira mañana , mejor llámale a su celular - me pasa el celular- Si, hasta mañana capitán - cuelga- ahora te va a llamar, cuenta lo que te dijo la doctora y punto, por favor.

- Ok. - Suena mi celular - Hola, Capitán.

- ¿Estas mejor?

- Si capitán, tuve una caída involuntaria, y me hice una herida enorme en el estómago, estoy un poco débil por que la herida sangró mucho, perdí mucha sangre.

- ¿Necesitas permiso?

- Si, Solo un día para recuperarme.

- Ok. Entonces tienes mi permiso.

- Gracias.

- De nada, cuídate, adiós.

- Hasta luego, capitán.

Cuelgo el teléfono, miro que Ricardo me trae en una bandeja un vaso de leche y un sándwich de jamón y queso.

- Come, tienes que ponerte fuerte.

- Ok - Me pongo a comer.

- ¿Qué te dijo el capitán?

- Me pregunto cómo estaba y si tenía que pedir permiso.

- ¿No te pregunto nada más?

- No.

- ¿Qué haremos ahora?

- No, me parece correcto que le mintamos, aunque ya lo hice, al responderle que me hice una herida muy grande y por eso sangre.

- Es suficiente, lo sostengo y punto.

- No es tan fácil, Ricardo, estará dentro de mi historial medico.

- Eso se soluciona.

- ¿Con que?

- Con dinero.

- Ahh, ahora me dirás que además de estar desahuciado, de tener un hijo de 21 años y que eres un mujeriego, ¿me dirás que eres millonario?

- No millonario, acomodado - sonríe -  además no soy yo el del dinero, son mis padres

- Ahh ¿y que correrás donde mami y papi para que te den dinero? - preguntó sarcástica.

- Ese tu tono me suena a sarcasmo, y no, no correré donde ellos. Soy bastante grandecito para solucionar los problemas solo, ya sabré que demonios hacer Darla - empieza a levantar la voz.

- No me grites, es que no entiendo qué demonios vas a hacer para que mi historial este limpio.

- Yo sabré, a dormir, no quiero discutir mas.

- Está bien- me quiero parar pero estoy débil.

- Te llevo a la cama -me alza y puedo notar su molestia.

- Si estas con esa actitud es mejor que me bajes

- ¡Qué demonios te pasa! - me baja me mira y sus ojos están con un brillo que no conozco, me intenta besar y le doy mi mejilla - está bien, duerme bien, me quedo acá.

- Como tú quieras.

Me meto a la cama, intentó dormir pero me doy cuenta que no hablamos del tema principal, el bebé , estaba embarazada y ni siquiera hablamos de eso, aunque no quiero meter a Patricio en esto, ni estoy muy segura de quién es así que debo hablar con él sin mencionar a Patricio, es mejor así.

Me siento culpable, veo el reloj de la mesa de noche son las dos de la mañana, sin darme cuenta me quedé despierta tanto tiempo, me decido ir a la sala y hablar con Ricardo, me paro con dificultad, me amarro el salto de cama, abro la puerta y lo veo sentado en el comedor fumando.

- ¿Crees que eso es bueno para tu salud?

- ¿Qué haces levantada? - pregunta con el ceño fruncido - estas muy débil.

- Vine a hablar contigo, no me gusta discutir - le tomo la mano.

- Lo sé, a mí tampoco - el también aprieta mi mano y empieza a acariciar mis nudillos

- Sabes que hay un elefante en el cuarto.

- ¿Cuál elefante?

- Ricardo, algo que no hablamos hasta ahora.

- ¿De qué?

- El bebé - deletreo las palabras - estaba embarazada y no lo sabía, nos enteramos de esto el mismo día que se perdió, creo que hay un elefante en el cuarto que tu no quieres sacar

- Es que no sé qué decirte, no sé cómo manejarlo, no dormí pensando en eso, hasta ahora no sé cómo lidiarlo, Darla, siento que te fallé, que no te cuidé, que me equivoqué - me toma de la mano y me conduce al sillón del living

- ¿ En que me fallaste? - creo que la que falló soy yo, por lo visto.

- No te cuidé, primero en no cuidarme y segundo en no protegerte para que no lo perdieras.

- Richy, las dos fueron circunstancias que ni tu, ni yo las podíamos evitar, son circunstancias que tal vez fui yo quien las creo.

- No te eches la culpa.

- Creo que soy más culpable que tu.

- NO, no lo eres - me abraza - hubiera sido el hombre más feliz de este mundo si teníamos ese hijo, por eso me siento culpable, - me agarra la cara con las dos manos - te amo.

- Yo también - respondo sonriente, la verdad es que siento algo muy fuerte por él y quiero intentarlo.

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