El pedazo de chocolate que tenía en la boca se me atraganta en la garganta y me hace toser cuando escucho las palabras de Tamy, una vez que me recupero mi amiga chilla de alegría y nos abrazamos. Jamás creí decir esto pero: me alegra tanto que Dan esté bien.
—¿Dónde está?— pregunto una vez que nos dejamos ir.
—No lo sé— dice, con un encogimiento de hombros —venía de la máquina y logré escuchar a un doctor que le dijo a una enfermera que contactara a los familiares de Daniel Taylor que ya había despertado.
Comienzo a moverme para salir de la cama —ven, ayúdame— a pesar de la mirada reprobatoria que Tamy me dedica se acerca a mí y me ayuda con mi peso —tengo que hacerlo recordar, tal vez con un poco de suerte logre convencerlo de