APOLO
Las horas volaron estando con la hermosa morena que tenía a mi lado. Había perdido la noción del tiempo en su compañía y quería tenerla muchas más horas en posición horizontal sin nada puesto, pero aún no era el momento. Yo no iba a aprovecharme de la situación, tampoco es que fuera un santo pero no era esa clase de hombre. Si Monique quería entrar a mi mundo sin ropa y abrirme todas sus puertas sería libre de decidirlo por si misma sin lamentaciones futuras. No sería el hijo de puta que la arrastrara a mi en un momento de despecho.
Uní mi boca a la suya cuando la ví tan perdida en sus pensamientos después de unos momentos. Sabía que estaba recordando probablemente las mil ocasiones en las que su esposo podría haberla estado engañando o tal vez culpándose por no darse cuenta antes cuando todos habían podido deducirlo. Podría jurar que estaba ideando mil y más cosas para proceder desde ahora en adelante. Ella tenía una vida con alguien y acababa de darse cuenta de que era todo un