Abro de nuevo los ojos con la esperanza de que todo sea un sueño, pero parece que hoy no es mi día de suerte.
Gabriel sigue de pie al frente y su camisa está en el suelo. El brazo de Rafael me sigue aprisionando y por más que lucho no logro moverlo ni un milímetro de su sitio.
-No te resistas más mi flor. Yo sé que también deseas esto.- dice en mi oreja y los escalofríos de terror me invaden entera.
-Ya sabes que hacer Rafael.- ordena Gabriel mientras se acerca nuevamente a mí, estira sus manos y desgarra con una facilidad abrumadora mi blusa dejando al descubierto mi sostén. Nunca en mi vida me he sentido más expuesta y mi instinto es cubrirme con las manos, pero Rafael me ha tomado de los brazos por atrás y no puedo moverme, estoy inmovilizada.
Las lágrimas desbordan de mis ojos y Gabriel acuna con su mano mi mejilla, buscando mi mirada, pero el miedo me ha