Esa noche la pareja de enamorados durmió de nuevo en la cama matrimonial, Alessandro tenía abrazada a su pecho a Violet, no le gustaba qué estuvieran enfadados pero no podía seder a lo qué ella le estaba pidiendo, su naturaleza posesiva, controladora y sus enormes celos, él podía imponerse de forma hostil con ella, incluso sí el quería la podía encerrar en su mansión de Grecia permanentemente y no dejarla salir de ahí nunca en lo que le quede de vida,
Alessandro estaba agotado mentalmente y físicamente, por esa noche haría una tregua pero no quitaría el dedo del renglón, él la quería con él las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año, las únicas personas con las qué la podía compartir a su mujer sería con sus hijos de ahí enfuera con nadie más,
Muy temprano en la mañana, Violet se duchó y se vistió después de desayunar salió apresurada a su oficina en su deportivo gris, cuándo Alessandro