Para mí, no hay nadie más...
Los días pasaron y Tobías después de interferir el sistema de seguridad del edificio en dónde vivía Richard debido a su no reconocida preocupación, se sintió más tranquilo al ver que su padre estaba ocupándose de él.
No tenía idea de lo que había pasado realmente en sus vidas, y pese a sus investigaciones, no había ninguna huella digital de Dante en línea, como para averiguar a ciencia cierta, sobre su pasado.
Después de hablar con varios empleados antiguos de la casa, llegó a la conclusión, de que únicamente Arturo sabía lo más importante. Cosa que no estaba dispuesto a averiguar.
No había puesto mucho empeño en buscar información en alguien aparentemente inútil y fracasado. No obstante, la curiosidad tomó el control en cuanto descubrió las enormes y obvias inconsistencias en el informe que el mismísimo Arturo había ingresado al archivo.
—Esto parece ser más complicado.
—¿Señor?
Preguntó su asistente.
Ignorandolo deliberadamente, comenzó a buscar en el pasado, pero de Arturo.