Antes de que Andrés pudiera responder, Antonio se alteró y preguntó: —María, ¿de dónde vas a sacar 5 millones? No tienes tanto dinero como para ponerte a pensar en semejante cantidad.
—¿Y a ti qué te importa? —le respondí mirándolo, y luego expuse su estrategia—. Lo que quieres es prestarle el dinero en mi nombre para que te deba otro favor y puedas manipularme, ¿no? Pues no voy a caer.
Antonio se mostró incómodo y se defendió en voz baja: —Estás haciéndote videos bobos en tu cabeza, yo solo deseo ayudarte.
Andrés se emocionó: —Entonces cuñado, ¿por qué no prestas ahora...?
—Si vas a pedirle dinero prestado a él, los dos pueden irse de aquí ahora mismo. Arreglen lo que quieran, la cantidad que sea, pero no me involucren —interrumpí a Andrés, señalando la puerta con expresión seria.
Andrés miró esperanzado a Antonio, pero este permaneció impasible.
Sonreí, comprendiendo que había adivinado las intenciones de Antonio.
Cuando Andrés notó que Antonio no quería prestarle dinero sin mi inter