—Ya hemos llegado.— Dijo Mariana, deteniendo el vehículo en un lugar alto lleno de cesped verdoso y descuidado, —Tienes que sacar a Jhonathan del maletero del auto. El río está abajo y necesitamos bajar.
—¿No pudiste tomar alguna especie de atajo para evitar está clase de cosas?— Alonso parecia estar molesto de tener que cargar a una persona y sobretodo a alguien que consideraba su enemigo, —¿Tú siempre queriendo traer dificultades, Mariana?
—¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que vayamos por el camino fácil? Decidí irme por este lado porque acá no hay mucha personas, ¿Ahora puedes entender?
—Fueras dicho eso antes de venir acá.
—Y es que yo pensaba que eras inteligente.— Dijo Mariana, —No tenemos mucho tiempo.
Alonso y Mariana se bajaron del auto. Dieron la vuelta al mismo para abrir el maletero. Una vez abierto, notaron que Jhonathan se mantenía inconsciente, así que Alonso lo tomó y lo cargo, tal cual como si fuera una novia recién casada.
—¿Lo lanzamos al río y ya? ¿Eso es todo?—