El hombre que debería poner orden, simplemente nos ve como si fuéramos poco para tener su atención al menos tres segundos seguidos y ni hablar de defendernos, por lo que, entra a la casa dándonos una espalda que no es de un padre que ama a su familia.
Era evidente que no le agradaba la idea de ceder su poder a alguien, pero, por su rostro, era claro que no tenía opción, su rostro demacrado era algo que daba el mensaje que no le queda mucho tiempo con vida.— Entremos. — dice Danell y yo miro al hombre que me tiene sobre sus piernas.— ¿Crees que es buena idea? El dueño de la casa no nos ha permitido el ingreso — comento y Danell me sonríe, pero, no es una sonrisa genuina.— Si nos quedamos esperando su permiso, moriríamos aquí y aun no tendríamos el acceso. Mi padre, no se quiere ni a él mismo, por lo que, escasamente se soporta o algo que est&