Mi mejilla palpita por el fuerte golpe y mi vista se nubla de rojo. Yo no lo pienso, si no que, actúo. Con enojo, tomo el sartén con cebolla y tomate picado y se lo coloco en la mejilla con tanta fuerza, que el sonido hace que corran hacia aquí.
— Conoce tu lugar, perra sufrida y aprende a respetarme o te lo enseñaré a golpes. — digo con enojo.— ¿Tú vas a enseñarme algo a mí? — pregunta Flavia con enojo.Ella busca algo para golpearme, pero, yo no espero ello y golpeo su brazo y pecho con el sartén, justo cuando alcanza el cuchillo con el que picaban las verduras.‘Es ella quien sale herida o yo’ me digo mentalmente— ¡Dove! — grita alguien cuando empuño el sartén esperando que ella me diga algo más.Su mirada de oído se suaviza, para mirar a Danell con dolor.— ¡Cariño, tu espos