Gian me había citado en la oficina al salir de clases. No era raro que lo hiciera, como no era raro que me mandara a buscar con el chofer, como no era raro que Stefano se disgustara, Chiara se emocionará y yo me sintiera muy avergonzado de que me vieran todos en un auto de lujo.
Cómo de costumbre Bianca no está feliz de verme y como de costumbre no me importa. Paso a la oficina donde veo que Gian está hablando por teléfono de espaldas a la puerta mirando a través del ventanal. Yo entro sin hacer ruido, cierro la puerta sigilosamente, me acerco a él despacio me pongo de puntillas para darle un beso en la mejilla, lo veo sonreír. Me siento en su silla detrás del escritorio y abro la gaveta de este donde hay una bolsa de dulces que siempre tiene ahí para mí.
En el escritorio me fijo que hay tres paquete