Dafne, poesía y amor prohibido
Dafne, poesía y amor prohibido
Por: Aliseb Ethel
Los primeros años

|El bravo mar del océano pacifico chocaba en las costas de la ciudad, gente descalza paseaba por las calles vendiendo, gallinas, tortillas o flores; niños mocosos pedían limosna a los pocos autos y carruajes que circulan por las calles.

Luz María Subercaseux cubrió su nariz con un pañuelo al pasar por una calle cerca de uno de los tantos callejones de la ciudad que albergan a las familias más desposeídas, sin sistema de alcantarillado; las aguas con restos de orines y fecas circulaba libre por las calles aledañas a estos pasajes, con cada vez más familias que llegaban a instalar sus precarias viviendas en el lugar.

_Que asco esta gente, ¿por qué no se organizan con un lugar para botar sus cochinadas? Pasemos rápido por aquí Don Juan que quiero ir a mi casa a descansar.

Luz María estaba a pocos días de dar a luz a su segunda hija; que nacería en un palacete de la exclusiva calle Traslaviña en la ciudad de Viña del Mar, su marido, Don Gustavo Montt es un acaudalado financista que además proviene, al igual que su esposa, de la oligarquía chilena.

Está por finalizar el siglo XIX y la familia espera ansiosa al hijo varón; pero en vez de un hombrecito, nace el 8 de septiembre de 1894 una niña de ojos grandes y azules a la que nombrarán: Dafne; la niña creció con todas las comodidades que le brindaba su clase; viajes, empleadas para todo, institutrices y tertulias donde se discutían el futuro del país y los nuevos talentos musicales y literarios. Ella era muy consentida por su padre, quien siempre le trae recuerdos de sus viajes, como muñecas, cajitas para guardar cartas, y a partir de los seis años Dafne empieza también a pedir libros; esto último escandaliza a su madre, ya que es una niña y no tiene edad para estar leyendo autores de Francia, que es dónde la aristocracia acostumbra a pasar largas temporadas. Para su madre Luz María, su hija Dafne se está convirtiendo en una niña impertinente y rebelde. Para su padre es la luz de sus ojos.

Pasa el tiempo y Dafne ya tiene diez años; juega y canta revoloteando por las habitaciones de su casa, su hermana Camille pide a gritos que se detenga, pero ésta no obedece, e i***a a sus hermanas menores a hacer lo mismo que ella.

_ ¡Marie! Exclamó su hermana Camille, que llamaba a la institutriz de su hermana.

_Si señorita Camille_ Anda y controla a esa niña que dejaron a tu cargo, me tiene con dolor de cabeza, y sabes que a mamá no le gusta que yo sufra jaquecas, menos si son por causa de mi hermana. Si es necesario, golpéala. _terminó de decir tajante.

_Si señorita.

Marie se dirigió hacia el salón principal donde Dafne ha quedado sola al piano mientras las otras dos hermanas muy pequeñitas corren a sus habitaciones.

_Señorita Dafne, ya sabe usted que esta hora es para rezar y hacer silencio. _ en la familia tenían la tradición de que a las nueve de la noche en punto todas debían quedar en silencio, orar o bordar, para conciliar el sueño e irse a sus aposentos. _No me obligue a seguir los consejos de su madre y hermana que me autorizaron a golpear sus manos con una varilla.

_Usted no tiene derecho a pegarme. Si lo llega a hacer, se las verá con mi padre. _La niña la miró a los ojos, desafiante.

_No voy a gastar mi energía con una chiquilla insolente como usted. Pero en lo que sí estará de acuerdo su padre es que escribas, ya que le gusta tanto a la señorita, escribirás la palabra “obedecer” y quiero que la repitas cien veces aquí en esta hoja. _ la institutriz sacó una hoja de papel de un cajón de la elegante mesa de arrimo de madera de sequoia traída desde Francia.

_Dafne tomó la hoja de mala gana y se sienta a escribir en la mesa del comedor.

Mas tarde cuando entra a su habitación, escribió en su diario de vida.

11 de mayo de 1903

Marie me prohíbe la lectura, sé que es por mi madre, ella siempre ha preferido a mi hermana mayor, a mí no me importa, siempre tengo el cariño de mi padre. Él a escondidas me deja ver algunos libros de poesía; mientras que apenas él se va, yo vuelvo a mi eterno castigo de escribir cientos y miles de veces la palabra: obedecer; es tan absurdo exigir que obedezca, porque yo soy como el mar, el viento, el sol.

Al día siguiente toda la familia estaba muy entusiasmada ya que llegaban para pasar una temporada en Cartagena y de paso, quedarse con sus amigos; la familia García-Huidobro, ellos venían de pasar una larga temporada en Paris y llegaban en el mismo barco con los padres de las niñas Montt; Dafne era la más entusiasta, por fin vería a su amigo Vicente, ambos tenían la misma edad y compartían un profundo amor por la poesía y el arte.

_ ¡Niñas bajen ya están llegando sus padres! _ gritó una de las empleadas de la casa.

La primera en llegar al jardín de la casa es Dafne que corre a los brazos de su padre y luego a los de su amigo.

_Vicho, amigo ¿Cómo estás?

_Dafne amiga mía, qué gusto me da verte.

_Niños_ interrumpió la madre de Dafne, pueden separarse por favor para que mi hija salude a su madre que es lo que corresponde. _ella lo dice sonriendo mientras mira a los padres de Vicente. Recién en ese momento se da cuenta de que sus hermanas están saludando educadamente a sus padres y los padres de su amigo.

_Pardon _ dice ella en francés y con una sincera sonrisa que deja a todos encantados, menos a su madre que le exige acercarse para saludarla fríamente.

Entran al salón principal de la casa y las sirvientas tienen preparado un banquete para toda la familia. Al medio de la gran mesa dispuesta había una fina bandeja de plata con un pavo relleno con beicon y salvia, había champagne servida en finísimas copas de cristal, diversas frutas y flores adornando la amplia mesa y pan baguette para acompañar la comida; todos los cubiertos eran de fina plata, comprados en Paris,

_pasemos a la mesa por favor_ anuncia Luz María, abarcando la mesa con su mano y su mirada de orgullo triunfante.

Los niños tenían una mesa aparte cerca de la mesa principal casi tan elegante como la de los adultos.

_Ven siéntate a mi lado _ le susurró Dafne a su amigo_ dime ¿trajiste libros de poesía?

_bien sûr que oui mon amie _ le contestó su afrancesado amiguito, claro que si había traído libros, le enseña debajo de su chaquetita, un libro de un poeta que ambos admiraban muchísimo: Charles Baudelaire. Dafne no puede evitar dar un grito de emoción, al que todos, sobre todo su madre, responden mirando con reprobación.

_Vicente querido, por favor, coman primero y después le enseñas a Dafne lo que trajiste para ella_ dijo dulcemente María Luisa la madre de Vicente, y adelantó que el libro era un presente para su amiga.

_ ¿Es para mí? _Preguntó, en un tono muy bajo expectante con sus grandes y hermosos ojos.

_si Dafne, es un obsequio que sabía que te iba a gustar_ su amigo la miró con ojos enamorados.

_Muchas gracias, amigo, eres el mejor. _ Dafne le dice esto sin siquiera sospechar que años más tarde su querido “Vicho” le salvaría la vida.

Termina la opípara comida, y comienzan a llegar los postres, y los tés y cafés en tacitas de porcelana para las damas, mientras que los caballeros sacan sus puros, y se abre la botella licor importado.

_ ¿Y quién va finalmente a las próximas elecciones? _ le pregunta Alfonso Huidobro, a su amigo.

_ Mi primo, Pedro, va a ser el futuro presidente de Chile, acuérdate de mí, ahí sí que vamos a todos esos liberales de pacotilla, vamos a ser mayoría en el parlamento

_No veo que tienen de malo las ideas liberales, Gustavo, ¿estaría bueno un poco de protagonismo a la iglesia no crees tu?

_Para mí, estos liberales se quieren arrancar con los carros, la iglesia siempre ha estado de parte de nuestra familia, no podemos dejar que pierda su influencia.

_no creo que sea para tanto, Gustavo, hay que mantener un equilibrio entre la libertad moral y la libertad de mercado, muchas veces la iglesia frena ideas que pueden ser beneficiosas para el país. _ ambos amigos venían conversando de política desde que tomaron el vapor que los trajo a Chile; mientras sus esposas, cansadas de la conversación hablaban entre ellas de los planes que tenían para sus hijos.

_yo decidí que a Vicente lo enviaré a educarse al extranjero, mi niño tiene mucho talento con la literatura y en Chile no podrá desarrollar al cien por ciento sus talentos_ comentaba María Luisa a su amiga, quien se quejaba del infortunio de haber tenido solo mujeres como hijas.

_pero tus niñas son preciosas y muy talentosas también, a Dafne, por ejemplo, yo la enviaría a la universidad, es muy inteligente_ Luz María rio sarcástica.

_Inteligente para desobedecer_ contestó displicente. Su amiga fingió no escuchar y se dirigió a la niña, para pedirle que tocara algo al piano

Dafne quería mucho a la madre de su amigo, muchas veces rezó para que su madre fuera igual de dulce como su tía María Luisa lo era con su amigo Vicente, hasta que dejó de creer en los rezos y aceptó que simplemente su madre jamás la apreciaría como a su hermana Camille.

_Claro tía, esto he estado ensayando esta semana. Ella comenzó a tocar una melodía docta, al parecer de Amadeus Mozart, a la que finalmente ella agregó un poema recitado en francés de Verlaine. Todos aplaudían maravillados, todos menos Camille y su madre, que, aunque aplaudiendo, intercambiaban miradas despectivas para Dafne.

_Ya es hora de que se vayan a acostar. Marie, por favor llévate a Dafne y a las niñitas a dormir.

_Si señora.

_ ¡No mamá por favor!

_Sin protestar Dafne, ya hablé.

_Pero hace mucho tiempo que no veo a Vicente, papá por favor_ Dafne fue hacia su padre para que interfiera.

_Marie, deja a Dafne otro rato, las niñitas que se vayan a acostar. _dio una orden y volvió a hablar de política con su amigo Alfonso.

_Si señor, vamos niñitas_ ella tomó a las pequeñas de la mano y se las lleva del salón. _ buenas noches dicen ellas agitando sus manitos.

_ ¡Gracias papi! _ Dafne corre y abraza a du padre, que la recibe con los brazos abiertos, pero que al ver la cara de disgusto de su esposa le advirtió: _ pero solamente quince minutos.

Dafne y Vicente salen corriendo de la habitación, mientras Camille toma su lugar en el piano. Ambos van a hojear el apasionante libro venido directamente de la feria parisina.

Leen y escriben en el jardín de la enorme casa, soñando cuando sean grandes y ambos viajen a Europa para reunirse con sus poetas vivos favoritos.

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