CAPÍTULO 4: La sorpresiva llegada al amanecer - Parte 1

Era aún de madrugada cuando se escucharon los golpes por los cuatro puntos cardinales. Brice saltó de la cama aturdido por los gritos de la gente y el llanto de los niños, miró su reloj de cabecera y eran apenas las 5 am. Se  asomó por la ventana y decidió correr  escaleras arriba hasta su azotea, desde ahí tendría una vista perfecta de lo que pasaba a ambos lados de la calle. Se quedó petrificado cuando vio los Troockers estacionados a lo largo y ancho de la comunidad o al menos hasta donde le daba la vista. Safers bajaban corriendo de ellos y se metían dentro de las casas, iban rompiendo puertas a diestra y siniestra. Sacaban a rastras a la gente, los golpeaban en la cabeza y rostros; prácticamente, los dejaban inmovilizados. Era una visión terrorífica, de pronto, se emite una luz desde la muñequera que tiene en el brazo, abre un compartimento y saca una especie de tapita plana y lo coloca en su cabeza detrás de la oreja.

- ¡Carter! ¿Estás viendo esto? - Pregunta y el nerviosismo está latente en su voz.

- ¡Sí, desde el bloque puede verse todo! - Susurra Carter - Ya están aquí, te hablo después… 

- ¿Carter? ¡Carter…! - Lo llama casi a gritos, pero él ya cortó la comunicación. Brice se quitó el audífono adhesivo y sigue observando, sabe que en cuestión de minutos estarían tirando la puerta de su casa. Al menos le consuela saber que todos los artículos considerados “posiblemente sospechosos” los tienen en el almacén; aunque conociendo a Carter no lo daría por sentado. Su curiosidad por la cibernética no tenía control. Se decide por hacer otra llamada y cuando va a sacar el adhesivo ve el rostro de Dome en la muñequera. Lo estaba llamando.

- ¡Brice! - Dice asustada - se han llevado a los vecinos… a todos. — Respira profundamente - entraron aquí, rompieron la puerta, han destrozado y dado vuelta a todas las cosas en la casa. ¡Odio estas redadas!

- ¿Estás bien? ¿Les ha pasado algo a ustedes? - Se precipita a preguntar.

- ¡No! Bueno a mamá la azotaron contra la pared y tiene una herida en la frente, un pequeño corte - fuera de eso ya está bien, se lo acabo de curar. ¿Qué crees que estén buscando?

- Lo mismo de siempre… “Presuntas actividades ilícitas”, si no nos trataran como desecho humano… Dome,  debo dejarte, se acercan… Bajaré a ver que estén bien… — Se escuchó el ruido de sus pies al correr y se cortó la comunicación, Dome se quedó mordiéndose una uña con ansiedad.

Brice llegó al primer piso en el momento exacto en que los Safer irrumpieron en su hogar, su mamá y Aitana estaban en la sala y se pusieron de pie con las manos detrás de la cabeza. Su sorpresiva entrada a la sala hizo que los Safers cambien a modalidad “Alerta”, sus cabezas empezaron a emitir una luz anaranjada intermitente justo en el centro de su frente y sus ojos se tornaron más amplios; la esclerótica se volvió negra y solo el iris permaneció en color azul. Sus voces mitad humana y robótica resonaron en el salón, ambas mujeres entraron en pánico y trataron de moverse pero fueron forzadas a acostarse en el suelo boca abajo, los Safers las aplastaron con sus pesadas piernas y apuntaron el enorme cañón de plasma a sus rostros. Las luces que emiten las amplias bocas de sus armas reflejan el terror de sus ojos y en ese instante empiezan los gritos casi ininteligibles.

- ¡Por favor! Es solo un niño - grita la mamá, - ¡no le disparen!

- ¡No le hagan daño! Solo bajó las escaleras… ¡Por favor, no se lo lleven! ¡No es una amenaza! - dice la tía.

- ¡Silencio Habitante 2! ¡Silencio! - Grita uno apuntando más cerca el cañón a la cara de Aitana.

- ¡Habitante 3, comportamiento potencialmente peligroso! - dice otro.

- ¡Comportamiento potencialmente peligroso! ¿Dónde estaba, Habitante 3? - Reitera otro Safer.

- ¿De dónde ha salido, Habitante 3? Responda a la pregunta o tenemos autorización de eliminar amenazas - grita el que parecía ser el líder.

- ¡Habitantes 1 y 2! Silencio o se eliminarán amenazas de forma inminente. - La oscuridad de sus inexpresivos ojos transmitían miedo. En esas circunstancias, Brice lo sintió surcar su espalda como una lanza de hielo.

- Solo bajé de mi habitación… ¡Lo juro! - Respondió con voz temblorosa por el odio contenido. El ver a su madre y tía así le generaba furia, pero panico a la vez, pensaba que las podían matar. - Ellas no tienen nada que ver, ¡deben soltarlas! - Grita él. Un Safer se acerca agresivamente, lo tumba al suelo de una patada en el pecho y apunta su cañón a la cara. El dolor lo invade, piensa en ponerse de pie, pero sabe que dañarán a su familia.

- ¡Revisión del perímetro! - Grita el líder de escuadrón, mientras levanta el brazo y dibuja con el dedo una esfera en el aire.

- ¡Que las suelten, ya! - Grita Brice - ¡Están destrozando todo! - El Safer que se quedó con él, lo golpea con el arma en la boca, ese sabor metálico de la sangre le inunda el paladar.

- ¡Silencio Habitante 3, o procederemos con la exterminación! - La imagen holográfica del supuesto rostro humano, inexpresivo, acompañado de esos ojos azules en un fondo negro, de tamaño anormal, parecen perforarlo.

- ¡En Proceso! - Los Safers hablan a una voz. Empiezan a romper puertas, muebles y todo lo que hay alrededor; asimismo, suben al segundo piso repitiendo las acciones. Finalmente, bajan sin encontrar nada peligroso, de forma automática cambian a modalidad “Agente”, y su aspecto es el mismo que cuando entraron. Sus rostros holográficos con el aspecto del amigable policía, son como una burla constante.

- ¡Gracias, gracias! - sollozan ambas mujeres, aún aplastadas en el suelo.

- ¡Que las suelten, malditos! - Patalea Brice, el Safer lo había tomado por el cabello para arrastrarlo y ponerlo de rodillas donde estaban ellas. La boca y el pecho le escocían, pero la ira podía más.

- ¡Bien hecho Habitantes, es un hogar ejemplar! Sigan manteniendo el orden de la comunidad, para evitar futuras redadas. - Concluye el líder. Con una seña moviliza a todo el escuadrón y salen corriendo de la casa camino a la siguiente.

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