No lo recuerdo bien. Todo está borroso en mi mente. Cielo le gritaba a Alessandro y lo empujaba. Después apareció Mariana, ¿qué hacía en el colegio? Se agachó y me ayudó a levantarme.
—¡Eres un monstruo! —le gritó a Alessandro.
El pánico me consumía. Todo estaba tan mal.
Intenté hablar, pero las palabras no salían de mi boca.
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Y entonces, estaba en mi cama, con las rodillas vendadas. Había perdido la voz.
Tenía cincuenta llamadas perdidas de Alessandro y treinta mensajes suyos.
No era capaz de levantarme de la cama, no tenía fuerzas. La psicóloga me había visitado, también el psiquiatra. Escuché que les pidieron a mis padres que me dejaran descansar.
Hubo una discusión en casa, el señor Bacheli estuvo presente, hablaban del por qué Alessandro ser&iacu