Una mañana de un día cualquiera sucedió algo que no sabía qué podía suceder: supe que tenía que hacer algo.
Me di cuenta de que a una temprana edad había pasado por momentos muy crueles, había sufrido y había sido maltratada, como muchas personas en este mundo. Era simplemente una niña, como le dije a mi hermana, cuando todo eso sucedió.
Y, sin embargo, ahora soy una mujer adulta, que ha logrado sobreponerse, que lleva una vida tranquila, con muchas cosas que agradecer.
Yo soy una mujer fuerte, he luchado por cada cosa pequeña que tengo, sola y con poca ayuda. He soportado insultos, rechazos, hasta burlas. Jamás le he hecho daño a nadie y merezco ser feliz y en paz, no puedo vivir cada día con angustia, ansiedad y pesadillas.
Si seguía aquí, quejándome de mi trabajo, quejándome de mi vida… era porque así yo lo decidía. La vuelta de Brandon a mi vida me trajo alegrías y también dolores, pero también una importante realización: había vivido con miedo y escondida. Cuando era una ad