Aiden
—¿Va a desayunar, señor?
—Tu y yo tenemos algo de qué hablar. ¿Quién te dio permiso para decirle a Rachel sobre mi trabajo? Creí haberte dicho que hay temas que no me gusta que divulguen y este es uno de ellos.
—Perdóneme, señor. Le juro que no quería hacerlo, es solo que pensé que ella era importante para usted y por eso no le estaría tan mal que le hubiera contado.
—¿A qué hora llegó la señorita anoche?
—Si no mal recuerdo, Martín me dijo que fue a las dos de la mañana.
—¿A las dos?
—Sí.
—Verdaderamente no comprendo a esa chiquilla. Se va del Hotel luego de quedarme dormido y me deja atrás, ahora me reprocha por puras tonterías y se hace la más molesta. Se supone que sea yo quien esté jodidamente cabreado. Hemos es